“¿Es esto lo que queremos?”: miles de artistas británicos respaldan un disco silencioso contra la IA
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Más de mil artistas británicos han decidido usar el silencio para hacer ruido frente a la amenaza de la Inteligencia Artificial (IA). Cualquier usuario de la plataforma de música Spotify, entre otras vías de acceso, puede acceder ya a un extraño álbum, con doce temas, que han producido y respaldan músicos como Kate Bush, Tori Amos, Annie Lennox o Jamiroquai. Su título: Is This What We Want? (¿Es Esto Lo Que Queremos?). Doce canciones en las que solo se oye el silencio. Y si uno presta atención, los ruidos domésticos que inundan un mundo sin música, como el zumbido de un sistema de calefacción o los pasos lejanos de alguien que merodea por un pasillo.
La comunidad artística del Reino Unido se ha rebelado contra la Ley de Uso y Acceso de Datos que prepara el Gobierno de Keir Starmer, que facilita a los grandes gigantes tecnológicos la posibilidad de sortear los derechos de propiedad intelectual para utilizar todo un caudal de obras en el entrenamiento de nuevos modelos de IA generativa.
Cada una de las doce canciones del álbum, en el orden en que son presentadas, lleva por título una sola palabra. Leídas una tras otra, expresan la cruda denuncia de los artistas ante un futuro amenazado por las nuevas tecnologías: The/ British/ Government / Must/ Not/ Legalise/ Music/ Theft/ To/ Benefit/ AI / Companies (El/ Gobierno/ Británico/ No/ Debe/ Legalizar/ el Robo/ de Música/ En/ Beneficio/ de las Compañías/ de IA).
Músicos, cineastas o escritores con reputación, músculo e influencia como Paul McCartney, Andrew Lloyd Webber, Ed Sheeran, Sting, Dua Lipa, o el dramaturgo Tom Stoppard se han sumado a la batalla contra la nueva ley. Los que no han decidido participar en el disco de protesta silenciosa han incorporado su firma a una carta enviada al diario The Times, en la que denuncian una propuesta “que representa una entrega sin condiciones y absoluta de los derechos e ingresos de los sectores creativos del Reino Unido a las grandes empresas tecnológicas”.
El Gobierno de Starmer, desesperado por insuflar crecimiento económico a un país que no termina de arrancar en los últimos meses, quiere que el Reino Unido sea el aliado y puerta de entrada a Europa de las grandes compañías estadounidenses que generan hoy los principales modelos de Inteligencia Artificial, y que necesitan ingentes cantidades de datos e información para entrenar sus sistemas de IA generativa.
El nuevo proyecto de ley debilita la enorme protección a la propiedad intelectual que ha otorgado siempre el entorno británico, y que lo convertía en el ecosistema más cómodo y seguro para miles de artistas. La propuesta del Gobierno establece una excepción a la regla en lo que se refiere al entrenamiento de sistemas de IA generativa, y exime a las compañías tecnológicas que pretendan usar el material artístico ya existente de advertir a sus autores. Al contrario de lo habitual, son estos los que deben descubrir por su cuenta si su obra está siendo utilizada y reclamar que no sea así.
La batalla contra la ley ha sido liderada por la cineasta y documentalista Beeban Kidron (Lady Kidron), directora entre otras muchas películas de la segunda entrega de la saga de Bridget Jones. Es miembro independiente, sin adscripción a ningún partido, de la Cámara de los Lores, y gracias a sus enmiendas se ha logrado frenar, por el momento, la tramitación parlamentaria del nuevo texto. En la primera votación que tuvo lugar en la segunda Cámara (que, como ocurre con el Senado español, puede frenar un texto pero no pararlo definitivamente), una mayoría de 145 lores frente a 126 respaldó la exigencia de que las tecnológicas fueran obligadas a revelar la identidad de los artistas cuya obra fueran a utilizar, así como el propósito de sus ensayos.
“La IA puede desempeñar un papel importante en nuestra economía, así como lo pueden desempeñar empresas extranjeras. Hay una clara oportunidad de crecimiento si combinamos la llegada de la IA con la industria creativa. Pero la vía para lograrlo no puede ser este matrimonio forzado, en términos de esclavitud”, ha dicho Kidron.
Los artistas que respaldan su batalla comparten ese tono más cauto que beligerante. En el texto remitido al The Times señalan que la industria creativa contribuye cada año con más de 150.000 millones de euros a la economía británica, y da trabajo cada año a 2,4 millones de personas. “Generan turismo, elevan nuestra posición en el mundo y aportan alegría y espíritu de comunidad a nuestras ciudadanos, a la vez que construyen una cultura en la que todos se ven reflejados”, dicen en la carta.
Todos los firmantes admiten su deseo en formar parte de la “revolución de la IA”, como ya hicieron en el pasado con otras tecnologías, pero reclaman al Gobierno que proteja la propiedad intelectual. “No hay ningún argumento económico o moral para robar nuestros derechos de autor”, rematan.
EL PAÍS