‘Soy Frankelda’ convoca a los espectros de Mary Shelley y Porfirio Díaz en el primer ‘stop motion’ mexicano

¿Qué hubiera pasado si Mary Shelley, la escritora y dramaturga británica, no hubiera publicado Frankenstein y, en cambio, hubiera nacido en México en el siglo XIX sin lograr ser reconocida? Es el primer supuesto que plantean los hermanos Arturo y Roy Ambriz. ¿Y si, ante esa frustración, esta se hubiera convertido en un espectro que emprende un viaje a su subconsciente para enfrentar a los monstruos sobre los que ha escrito, para restablecer el equilibrio entre ficción y realidad de un reino donde gobiernan los sustos? El resultado es Soy Frankelda, la primera película mexicana de animación en stop motion. El dúo ha presentado su ópera primera este viernes en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, una ambiciosa producción apadrinada por el cineasta tapatío Guillermo del Toro y que ha inaugurado la 40 edición del certamen cinematográfico.
Arturo y Roy, nacidos en Ciudad de México, de 36 y 35 años, respectivamente, han materializado un sueño de tres años de trabajo con Soy Frankelda. Uno que comenzó como un documento. Como una idea que el estudio Warner les pidió para una serie de terror animada. Ese archivo, en formato PDF, se convirtió en un cortometraje de cuatro minutos y después en un producto cancelado. Sin embargo, al público le gustó. Creó una comunidad alrededor de él y respondió con ilustraciones y novelizaciones propias. La plataforma de streaming HBO Max les dio luz verde para una serie de cinco capítulos y, en lugar de ofrecerles seguir con una segunda temporada, el proyecto se convirtió en una película que, de acuerdo con su distribuidor, Cinépolis, está prevista que se estrene en México el último cuatrimestre de 2025.
Los hermanos Ambriz se declaran unos amantes de la animación, en especial del stop-motion, o la animación cuadro por cuadro, una técnica que permite crear la ilusión de movimiento a partir de elementos que están estáticos. La labor es histórica por los antecedentes con este tipo de trabajo. El Taller del Chucho, un polígono en la capital jalisciense, es donde se trabajó durante casi dos años para animar seis minutos de la versión de Pinocho de Guillermo del Toro. Los 114 minutos que dura Soy Frankelda fueron realizados al 100% en México. 140 marionetas, 50 platós distintos, algunos de hasta 10 metros cuadrados, fueron usados para la cinta. He ahí su relevancia para el cine de este género en el país. “Ha sido un proceso súper retorcido y divertido, pero muy satisfactorio”, explica Arturo durante una conferencia de prensa este sábado en la Cineteca en Guadalajara.

Las referencias a México están insertas a lo largo de la película. Desde referencias a aluxes, figuras sagradas de la tradición maya que son guardianes de milpas y cenotes; pasando por una entidad inspirada en la ceiba, un árbol gigante nativo de México, con huesos de mamut como los que se hallaron en el metro de Ciudad de México; hasta una representación monstruosa de Porfirio Díaz, el dictador que gobernó el país por tres décadas. “¿Qué más mexicano que esas hombreras y ese bigotote? Todos nuestros personajes, cuando los ven, no son los estereotipos en los que caen, a veces, los personajes mexicanos. Lo importante es hacer una nueva estética mexicana“, afirma Roy.
Los hermanos Ambriz han tomado también inspiración para su película de sagas como El señor de los anillos, Harry Potter e incluso de las ilustraciones de Gustave Doré para La Divina Comedia, de Dante Alighieri. Estos ejemplos se fueron de la mano con la idea de una Mary Shelley en México como un “fantasma atormentado” por no haber podido publicar Frankenstein. “A partir de esas pequeñas vueltas de tuerca creamos el personaje, la mitología y todo este universo. Los grabados de Doré nos fascinan. Estos mundos fantásticos enormes. Fue así que se empezó a mezclar todo para crear esta película”, explica Arturo.
Gandalf y los ‘hobbits’Del Toro, según cuenta Roy en la alfombra roja previa a la ceremonia inaugural, vio la película acabada y “le gustó un buen”. Lo primero que hizo fue comunicarse con los hermanos, les dio su feedback y les dijo que “está increíble” lo que lograron hacer. Arturo dice que hay tanta confianza con el también director de La forma del agua (2017), que su hermano chatea a diario con él y los ha llevado de la mano para que puedan lograr el proceso de distribución.
“Guillermo nos regañó. Nos dijo: ‘Primero tienen que vender la idea antes de hacer la película, no hacerla y luego venderla”, cuenta Arturo, a lo que su hermano complementa: “Es un gran amigo y un gran colaborador. Ya le dijimos que es nuestro Gandalf [el mago], porque así es, como en El señor de los anillos, aparece, nos da consejos y nos avienta a la aventura. Le comentamos eso y ya nos llaman los hobbits [seres ficticios de los libros de J. R. R. Tolkien]. Estamos muy agradecidos de que nos esté ayudando con toda esta etapa de la distribución como un mentor y como un amigo".
Soy Frankelda ya tiene confirmada su participación en el Festival Internacional de Annecy, en Francia, el más importante para el cine de animación en el mundo, a celebrarse del 8 al 14 de junio. Según adelantó Arturo, dos funciones ya tienen los boletos agotados. Asimismo, su paso por el Festival Fantasia en Canadá, especializado en cine de género fantástico —el más importante de Norteamérica—, les ha abierto las puertas en el mes de julio. El hermano mayor de los Ambriz adelanta que la película tiene otras citas cinematográficas en cartera, pero que aún están a la espera de su confirmación.
Los hermanos se llevan nada más que buenas sensaciones de Guadalajara en este inicio de recorrido por festivales de su película. Afuera del auditorio TelMex, en el municipio de Zapopan, sede de la inauguración y la proyección de la película, el público se congregó para pedirles autógrafos, fotos e intercambiar opiniones. No faltaron los vendedores que gritaban: “Llévese su taza de Frankelda, a 50 pesos”. “Y es en el inicio del festival. Una locura. Eso es muy importante para nosotros, un cine que acerque a la audiencia, que esté abierto al diálogo. Que haga que la gente se involucre”, finaliza Arturo.

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