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Cenar a las seis de la tarde, la tendencia crononutricional que gana cada vez más adeptos

Cenar a las seis de la tarde, la tendencia crononutricional que gana cada vez más adeptos

La crononutrición es una rama de la cronobiología que estudia, a grandes rasgos, los efectos de los alimentos sobre el organismo en función de las horas en que son ingeridos. Pese a que su nacimiento data de 1986, cuando el médico y nutricionista francés Alain Delabos comenzó a estudiar la relación entre la ingesta de alimentos y el reloj biológico, en los últimos tiempos se ha vuelto a poner sobra la mesa la necesidad de adelantar los horarios de las comidas para adaptarlos a los ritmos circadianos y, así, mejorar la salud y controlar el peso.

Delabos, cuyas tesis alcanzaron un gran éxito en Francia, basa su teoría en el estudio de la insulina, el cortisol y otras hormonas, que se segregan de formas diferentes a lo largo del día en función de los ritmos circadianos. Estos son ciclos biológicos de unas 24 horas que regulan funciones vitales del cuerpo, como el sueño, la temperatura corporal, el apetito, la producción hormonal y otros procesos fisiológicos. Además, el nutricionista francés completó su trabajo con diversos estudios sobre digestión y metabolismo que concluyen, en líneas generales, que nuestro reloj biológico regula la producción de enzimas y hormonas y condiciona el efecto que producen los alimentos en función del momento del día en que los consumamos.

¿Cenar o no cenar? Esa es la cuestión.

Una sopa para la cena

Pexels

Entre las recomendaciones de Delabos y otros seguidores de la crononutrición se encuentra la de adelantar el horario de la cena a varias horas antes de ir a dormir. Este simple gesto se relaciona con numerosas funciones del organismo, desde la reducción de los niveles de glucosa o la mejora de la sensibilidad a la insulina o de la oxidación de grasas. Además, cenar tarde puede solaparse con el aumento de la melatonina, lo que ralentizaría la digestión y podría provocar alteraciones del sueño. Si tenemos en cuenta que una mala higiene de sueño está, a su vez, relacionada con el estrés, la ansiedad y el bajo rendimiento, un simple gesto como adelantar la hora de la cena puede dar lugar –si atendemos a la crononutrición– a mejoras significativas en la calidad de vida.

Entre las recomendaciones de Delabos y otros seguidores de la crononutrición se encuentra la de adelantar el horario de la cena a varias horas antes de ir a dormir

Sin embargo, por el momento esta tendencia no cuenta con un respaldo científico lo suficientemente sólido. La Agence Nationale de Sécurité Sanitaire de l’Alimentation (ANSES), de Francia, considera que todavía no existen estudios sólidos en este campo, aunque asegura que, según los datos disponibles, es necesario limitar la ingesta calórica por la noche y tratar de que esta se produzca “lo suficientemente temprano como para respetar un lapso de unas dos horas entre la cena y el momento de irse a dormir”. Algunos profesionales de la nutrición, como el nutricionista Arnaud Cocaul, del hospital Hospital Pitié-Salpêtrière, en París, se ha mostrado escéptico ante esta y otras tendencias de moda, asegurando que ”no existe una única forma correcta de comer. Este tipo de pautas reducen la dieta a reglas matemáticas, cuando el cuerpo humano es mucho más complejo“.

Los estudios anotan la conveniencia de cenar antes de las 20 horas.

Un grupo de amigos cenando pronto

iStockphoto

Además de Delabos, otros científicos de diferentes países se han interesado por la crononutrición. La catedrática de Fisiología de la Universidad de Murcia, Marta Garaulet, y el director del programa de Medicina y Cronobiología del Sueño de la Universidad de Harvard, Frank Scheer, realizaron un estudio con 420 voluntarios, la mitad mujeres y la otra mitad hombres. Se les sometió a un plan de adelgazamiento basado en la dieta mediterránea durante 4 semanas, estableciendo que todos comiesen lo mismo, hiciesen el mismo ejercicio y durmiesen las mismas horas, pero que un grupo almorzase antes de las 15 h y el otro después. El resultado fue que los que comían temprano perdieron una media de 12 kilos, mientras que los otros bajaron 8 kg.

Algunos profesionales de la nutrición, como el nutricionista Arnaud Cocaul, se ha mostrado escéptico ante esta y otras tendencias de moda

Garaulet ha continuado sus investigaciones sobre cronobiología y adelgazamiento, llegando a la conclusión de que cenar tarde dificulta el adelgazamiento. Esto se debe a la existencia de un reloj periférico en el tejido adiposo que, en función de los horarios, activa o desactiva los genes que afectan a la ganancia o la pérdida de peso. “Cuando comemos, ponemos en hora los relojes periféricos de los órganos implicados en la digestión, como el tejido adiposo, el páncreas, el hígado, el intestino y el estómago. Si comemos a deshora, se produce un desfase con el reloj central, situado en el hipotálamo. Esto provoca una cronodisrupción, que se ha relacionado con depresión, cáncer, obesidad, diabetes, Alzhéimer, y en general con todas las enfermedades degenerativas”, explica la investigadora en un artículo publicado en 2018 la revista Salud & Corazón, de la Fundación Española del Corazón.

Cena

Una cena ligera

julie francoeur

En este sentido, diversos estudios en el ámbito de la nutrigenética aseguran que la clave para garantizar un buen estado de salud y un peso correcto puede hallarse en los genes de cada persona. Así lo afirma una revisión publicada por los científicos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Ramón Calvo Fernández y Marta Guianzo Citores, publicada en la revista Nutrición Hospitalaria, que recoge gran parte de la investigación en este ámbito. Según este artículo, “el estudio combinado de la crononutrición y la cronodieta con la nutrigenética y la nutrigenómica puede ayudar a mejorar el tratamiento de enfermedades como el cáncer, así como ayudar prevenir la aparición de alteraciones metabólicas o enfermedades como la obesidad”.

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Algunos profesionales, sin embargo, se muestran escépticos ante este y otros modelos que abogan prácticamente por una sola manera de comer. Es el caso de la médico y nutricionista Núria Monfulleda, del centro Loveyourself, en Barcelona, que opina que ”si realmente cenar antes fuese la panacea para perder peso y estar más sanos, los nórdicos y los alemanes deberían ser un ejemplo de ello“, y sin embargo la longevidad es más elevada en países del sur de Europa como España o Italia, donde se tiende a cenar más tarde.

Pese a que adelantar el horario de la cena puede ser interesante en determinados casos para favorecer la digestión y el sueño, la nutricionista se muestra escéptica ante cualquier pauta de alimentación rígida, e insiste en que la dieta debe adaptarse siempre a las necesidades y estilo de vida de cada persona. “No debe comer igual alguien que trabaja de noche que quienes lo hacen de día”, asegura Monfulleda, que insiste en que ”una manzana tiene las mismas calorías por la mañana que por la tarde, y aunque es cierto que puede tener diferentes efectos en función de los alimentos con que se combine, no es sustancial. Lo realmente importante es el conjunto de todo lo que estamos comiendo a lo largo del día“”.

Peso

Un persona pesándose en la báscula

Manuel_Faba

Para Monfulleda, no existe un motivo de peso para adelantar el horario de la cena a las 18 h, salvo “si estamos cenando de forma incorrecta, que es lo que ocurre en la mayoría de los casos”. Según la nutricionista, “no hay problema por cenar incluso justo antes de ir a dormir siempre que la cena sea ligera, ponderada, sin grasas de mala calidad y sin un exceso de carbohidratos que nos harán sentir hinchados. Si seguimos estas recomendaciones nuestro cuerpo es perfectamente capaz de digerir los alimentos y de mantenernos en el peso deseado”. Sin embargo, “”si cenamos mayonesas, aceites de mala calidad, grasas, carbohidratos refinados, azúcares o alimentos muy salados, y encima ingerimos más calorías de la cuenta, lo normal es que las digestiones sean pesadas, que durmamos mal y que tengamos la necesidad de adelantar la cena”.

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