Seleccione idioma

Spanish

Down Icon

Seleccione país

Spain

Down Icon

El ‘efecto Gladiator’: cómo la afición por la antigua Roma volvió loca a la extrema derecha mundial

El ‘efecto Gladiator’: cómo la afición por la antigua Roma volvió loca a la extrema derecha mundial

Aquel día de agosto de 2017, la mayoría nos fijamos en la bandera nazi que ondeaba en una manifestación de supremacistas blancos en la ciudad estadounidense de Charlottesville. Después, el foco informativo se desplazó a los disturbios que se originaron en las calles del municipio y, en un primer momento, pocos atendimos a la publicación de la fotografía de un grupo de extraños individuos que portaban escudos negros en los que solo los entendidos eran capaces de descubrir, esbozado en blanco, el viejo símbolo de los cónsules romanos: las fasces.

Lee también El Imperio romano como referente de Mussolini Antoni Janer Torrens
Horizontal

Apenas unas horas después de ser captada, la importancia de aquella instantánea creció cuando uno de sus protagonistas, Alex Fields Jr., arrolló con un coche a una multitud de activistas por los derechos civiles, matando a una joven e hiriendo a 19 personas.

Este es solo un ejemplo extremo de cómo la ultraderecha internacional utiliza la antigua Roma, pervirtiendo su historia y sus símbolos para ponerlos a su servicio. Y el problema es que esta utilización no es exclusiva del hasta 2017 anónimo Alex Fields Jr., sino que de ella también participan líderes ultras de todo el orbe, desde Trump a Santiago Abascal, pasando por Elon Musk o Javier Milei.

La culpa es de Russell

Sara E. Bond, historiadora de la Universidad de Iowa, fue quien nos puso sobre la pista de las fotos de Charlottesville en su artículo “Fasces, Fascism, and How the Alt-Right Continues to Appropriate Ancient Roman Symbols”, y reconoce que, si bien en el caso concreto de aquellos disturbios las fasces se utilizaron como símbolo de legitimación de la violencia en favor de una idea, lo romano lleva siglos siendo empleado para todo tipo de fines. Así, en determinados países Roma ha alentado sistemas republicanos tendentes a la democracia y en otros, el fascismo. Por lo general, la utilización de Roma hoy ha pasado a ser cosa exclusiva de ultras que simplifican y pervierten su historia. Y en parte es culpa de Russell Crowe.

El actor protagonizó en 2000 Gladiator, interpretando a Máximo Décimo Meridio, un carismático general romano que acaba luchando como gladiador en el Coliseo. Pues bien, como sostiene el historiador Oskar Aguado Cantabrana, esto generó un “efecto Gladiator”: el éxito de la cinta provocó una renovada fascinación por lo romano que acabó traduciéndose en una sucesión de memes que se trasladaron a la política.

Horizontal

Escena de 'Gladiator'

Terceros

Y es aquí donde está el problema, porque Roma y su historia, interpretada y expuesta en estos memes de forma “muy esencialista”, como recoge el también historiador Francisco Machuca en su artículo “Make Rome Great Again”, ha contribuido a la “polarización social”. Y, casualidades de la vida, los primeros en apuntarse a esta ola fueron nuestros viejos conocidos del otro lado del charco. Empecemos citando a Hulk Hogan.

Mi gladiador

En julio de 2024, el luchador se dirige a una multitud pocos días después del intento de asesinato de Donald Trump, quien, con la oreja atrincherada tras una tira de esparadrapo, atiende orgulloso a los piropos que le lanza Hogan: “Mi héroe. ¡Mi gladiador!”. La multitud estalla en aplausos, pero esa identificación de Trump con un gladiador que lucha por Estados Unidos no era nueva.

En 2016, un usuario de redes sociales popularizó un meme audiovisual en el que veíamos a Trump combatiendo contra sus enemigos políticos en la película Gladiator. De fondo, se escucha a la plebe gritando “¡USA, USA, USA!” antes de que un Trump victorioso ponga fin al metraje diciendo: “Vamos a recuperar nuestro país de esta gente… Es mala. Mala gente”.

Pero quizá lo más inquietante en cuanto al uso de lo romano por parte del trumpismo lo encontramos recientemente con la inauguración del llamado Third Therm Project, una iniciativa que busca cambiar la ley para que Trump pueda presentarse a un tercer mandato y que se promociona con una recreación del presidente como emperador romano, algo que, pese a lo aparentemente simpático del asunto, tiene un innegable poso autoritario.

Ese coqueteo del trumpismo con lo romano también lo encontramos en algunos de los conocidos estrategas de Trump como Steve Bannon, reconocido romanófilo, pero sobre todo en un personaje que tiene la herramienta perfecta para difundir la historia de Roma convenientemente pervertida para servir a sus propósitos. Hablamos de Elon Musk.

Ultra muy romano

Es habitual toparse en la red social del multimillonario, X, con él vestido como un gladiador o un soldado romano, con uniformes de toque futurista y sobrenombres como “Emperador de Marte”. Pero Musk a menudo se permite sentar cátedra sobre Roma en sus tuits, hablar de asuntos históricos que o bien desconoce o bien manipula, utilizándolos siempre para apoyar sus tesis políticas.

Un caso elocuente es el de Sila, dictador de Roma que promovió una serie de asesinatos y robos, las conocidas como proscripciones, contra todos aquellos ajenos a su partido. Pues bien, este personaje ha sido a menudo citado por Musk como ejemplo, afirmando que “quizá lo que necesitamos es un nuevo Sila” con el que enderezar las cosas.

Musk también utiliza lo romano fuera de su red social, como ha ocurrido en algunas de las entrevistas que ha protagonizado. En una de ellas planteaba que Roma cayó porque dejaron de tener hijos, y así justificaba la necesidad de aumentar los nacimientos en Estados Unidos, uno de los, a su juicio, grandes problemas del país.

Pero hay más, porque Musk también hace pensar a sus seguidores que la destrucción de Roma tiene que ver con los migrantes cuando tuitea: “Poco antes de la caída del Imperio romano, el ejército también dependía cada vez más de los no ciudadanos”. Una visión simplista de una caída que, como cualquier lector de Historia y Vida sabe, fue mucho más compleja y con muchas más aristas. Por no hablar de que está demostrado hasta la saciedad que Roma, si se sostuvo durante siglos, fue también debido a los movimientos migratorios.

Como último apunte sobre Musk, recordemos cómo a comienzos de 2025 el magnate reemplazó su nombre en X por el de Kekius Maximus. Más allá de sus ecos romanos y las motivaciones de dicho cambio (se llegó a sospechar que así manipulaba el precio de una criptomoneda de idéntico nombre), Musk también sustituyó la foto de su perfil por la de Pepe la Rana, personaje de internet que ha acabado apropiándose la extrema derecha y que, en el caso del perfil de Musk, aparecía equipado con uniforme romano.

Aquí cerca

En Europa los ultras también utilizan lo romano con profusión. En el caso español, y recuperando la idea del “efecto Gladiator”, en 2016 un Vox todavía anecdótico publicaba un vídeo en el que Abascal aparecía emulando la escena de la película de Russell Crowe en la que este acaricia las espigas de un trigal. Pocos años después, con Vox popularizándose, un usuario de redes sociales emuló el vídeo del Trump gladiador poniendo a Abascal en el papel de un duro luchador en la arena.

Al gladiador que pelea por la patria volvemos a encontrárnoslo en André Ventura, líder portugués del partido ultra Chega!, quien expuso en redes sociales una imagen suya retocada con inteligencia artificial en la que se le ve equipado como un general romano, con la bandera de Portugal presidiendo el Coliseo. No sabemos si aquello le hizo mucha gracia a la italiana Giorgia Meloni, quien, por su parte, es una gran defensora de que Europa cambie de capital y que esta se sitúe en Roma, porque, a su juicio, la antigua Roma es la cuna de la Unión.

lavanguardia

lavanguardia

Noticias similares

Todas las noticias
Animated ArrowAnimated ArrowAnimated Arrow