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La sombra nuclear de China llega a Europa: «Pekín está expandiendo su arsenal nuclear más rápido que cualquier otro país»

La sombra nuclear de China llega a Europa: «Pekín está expandiendo su arsenal nuclear más rápido que cualquier otro país»

«Las capitales europeas ya no pueden ignorar la sombra nuclear de China», destaca el informe del Royal United Services Institute (RUSI), el think tank de defensa y seguridad más antiguo del mundo. Pese a que Rusia y Estados Unidos acaparan la atención cuando se habla de armas nucleares, lo cierto es que otros se abren paso con el acelerador puesto, y ese candidato es Pekín. Desde la primera detonación de una bomba nuclear en 1964, China ahora tiene al menos 500 ojivas nucleares, frente a las 410 de hace un año, según un informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI). Eso significa que «China está expandiendo su arsenal nuclear más rápido que cualquier otro país», indica Hans M. Kristensen, investigador asociado del programa de armas de destrucción masiva del SIPRI.

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Javier Gil, profesor de Relaciones Internacionales y experto en Asia, explica a ABC que el gigante asiático ahora mismo está modernizando su arsenal nuclear y aumentando sus cabezas nucleares. «Se habla de que en cinco años llegará a las mil cabezas nucleares. Y no solo eso, sino que también dispone de un renovado arsenal de lanzamiento. Una tríada nuclear con tres diferentes elementos para utilizar el arma, bien usando bombarderos estratégicos, misiles balísticos intercontinentales (ICBM) o bien, submarinos», enumera Gil. Y RUSI añade que Pekín parece estar «adoptando una postura de lanzamiento similar a las mantenidas por Rusia y Estados Unidos». A la pregunta de por qué ahora, Gil señala que «sus objetivos son una afirmación interna de disuasión con respecto a Taiwán, que es el último territorio que le queda por recuperar, y una afirmación externa de país intocable frente al resto».

Para el Pentágono, la expansión nuclear de China supone un desafío para la seguridad europea al complicar la postura de disuasión de la OTAN, y exige una recalibración estratégica por parte de las potencias nucleares de la Alianza, enfrentando la pregunta de si su postura heredada seguirá siendo adecuada en el futuro y si conserva suficiente poder disuasorio en el contexto de una multipolaridad nuclear.

2030 será un punto de inflexión

Si bien, hasta ahora, China mantenía una política de no ser la primera en usar armas nucleares, «es probable que China haya comenzado a desplegar una pequeña cantidad de misiles con capacidad nuclear (se estima que unos 24) en alerta operativa máxima, listos para ser lanzados en cualquier momento», describía ya el SIPRI, en 2023. Y el Pentágono se ha sumado a esa sospecha, afirmando que Pekín probablemente consideraría ser el primero en usar armas nucleares si una derrota militar convencional en Taiwán amenazara gravemente la supervivencia del régimen Comunista Chino.

Además, 350 nuevos silos se están construyendo en China. Un estirón nuclear en tiempo récord que se traduce para el Pentágono en que para la década de 2030, EE.UU. se enfrentará, por primera vez en su historia, a dos grandes potencias nucleares como competidores estratégicos y posibles adversarios.

Plantas para la obtención de plutonio apto para armas (WGPu) captura
Eje CRINK y una fuerza de coacción contundente

El Jefe del Estado Mayor de la Defensa del Royal United Services Institute, el almirante Sir Tony Radakin advirtió en una conferencia a finales de 2024 que el mundo ha dejado atrás un período de estabilidad nuclear, frente a los peligros que representan China, Rusia, Irán y Corea del Norte, lo que llaman el eje CRINK. Estos países podrían unirse para presionar a Occidente y lograr sus metas individuales. «La era de estabilidad posterior a la Guerra Fría ha terminado», sentenció Radakin en una conferencia.

Dijo que la primera era nuclear fue la Guerra Fría, un período «definido por dos bloques opuestos gobernados por el riesgo de una escalada incontrolable bajo la lógica de la disuasión». La segunda era nuclear se definió como «los esfuerzos de desarme y contra la proliferación», continuó. Sin embargo, la situación que enfrenta el mundo es ahora «más compleja». En este contexto, el líder chino, Xi Jinping, quiere que su Ejército Popular de Liberación (EPL) se convierta en un ejército de clase mundial para 2049, con el anuncio de tomar Taiwán por la fuerza, si es necesario, para 2027. Y Gil considera que Taiwán no se va a reincorporar a China de manera pacífica, por lo tanto solo con el uso de fuerza militar y la amenaza nuclear lo conseguiría.

RUSI detalla que la expansión nuclear de China se caracteriza por el desarrollo de una batería nuclear basada en misiles balísticos Dong Feng-26, con un alcance de 4.000 km y un alto grado de precisión, caracterizado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos como «el sistema de armas con más probabilidades de desplegar ojivas de baja potencia». Otro ejemplo es la introducción del bombardero H-6N , capaz de lanzar misiles de crucero nucleares desde el aire. Asimismo, el Pentágono afirma que China probablemente necesitará comenzar a producir nuevo plutonio esta década para satisfacer las necesidades de su creciente almacén nuclear. En 2023, comenzó a operar dos grandes plantas de enriquecimiento por centrifugación, en Emeishan y otra en Lanzhou.

Pese a que Pekín ha respondido negando las acusaciones, el Departamento de Defensa estadounidense detalla que «China está combinando su sector industrial y tecnológico civil con el de defensa para impulsar la infraestructura de doble uso. «Se cree que China probablemente pretende adquirir importantes reservas de plutonio mediante el uso de sus reactores civiles, incluidos dos reactores reproductores rápidos», indican. Estos últimos son un tipo de reactores que permiten producir plutonio apto para armas, que puede emplearse en misiles nucleares.

A ello se suma, que Rusia parece estar desempeñando un papel central en expandir las capacidades nucleares de China. La empresa estatal de energía nuclear, Rosatom, firmó un acuerdo de cooperación de décadas con la autoridad de energía atómica de China. Gil considera que es posible que haya habido transferencia a nivel de tecnología nuclear civil. «Está por ver, a nivel de tecnología nuclear militar, qué le ha podido aportar Rusia a China», matiza.

No obstante, el grado de transparencia en torno a la producción de materiales nucleares de China ha ido disminuyendo progresivamente. Y ante esta perspectiva «probablemente no podamos hacer nada para detener, ralentizar, interrumpir o destruir el desarrollo nuclear chino», dijo el general Mark Milley, presidente del Estado Mayor Conjunto, al Congreso. La realidad ha ido demostrando que China es un alumno aplicado que entiende muy bien uno de sus famosos proverbios: «No tengas miedo de crecer lentamente, ten miedo de quedarte inmóvil«.

ABC.es

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