De la fruta al ganado: Cambio de rumbo productivo de una familia de General Alvear contada en Aconcagua Radio

Tras el granizo que devastó su finca en 2008, Santiago y su familia apostaron por la ganadería. Hoy producen terneros de calidad donde antes había frutales.
En el distrito de Bowen, al sur de la provincia de Mendoza, una antigua finca frutícola reconvirtió su producción a la ganadería como respuesta a las inclemencias climáticas, los altos costos de inversión y la complejidad del mercado. Santiago Ojcius, productor de la zona, compartió su experiencia en diálogo con Aconcagua Radio, y explicó por qué hoy la cría de terneros en campo natural se presenta como una alternativa más viable y menos riesgosa.
"Nosotros estamos ubicados en La Escandinava, que es un distrito de Bowen, en General Alvear", contó Ojcius. "Antiguamente era casi todo fruticultura. Hacíamos durazno y ciruela para industria o para secadero. Pero el manejo era muy complejo: hay veces que tenés la cosecha y tenés que andar buscando el mercado, y a veces no llegás. Si no cosechás en tres días, perdés la fruta".
El punto de quiebre llegó en diciembre de 2008, cuando una fuerte tormenta de granizo afectó gravemente la producción. “Cayó una manga de piedra que dejó las plantas peladas, como si fuera invierno de un día para el otro. Ahí empezamos a arrancar las plantas y a analizar otras opciones, y fue cuando le empezamos a dar más importancia a la ganadería”, recordó.
Desde entonces, el establecimiento fue migrando progresivamente hacia la cría de ganado. “Nosotros hacemos cría en campo natural. Después destetamos los terneros y los llevamos a las fincas donde tenemos corrales. Ahí los terminamos con alimentación a base de alfalfa y maíz”, explicó.
Aunque siempre convivieron ambas actividades, Ojcius señaló que actualmente la ganadería representa una alternativa más estable frente a los altos costos de la fruticultura. “Hoy en día lo menos arriesgado es la ganadería. Para plantar frutales necesitás mucha infraestructura: riego por goteo, antigranizo, defensa contra heladas. Y encima esperás cuatro o cinco años para empezar a cosechar. En cambio, con una vaca, en nueve meses tenés un ternero, lo destetás a los tres meses y ya podés venderlo”, comparó.
Otro punto a favor del negocio ganadero es la flexibilidad del mercado. “La fruta se cosecha en un par de días y la tenés que vender al precio que te den, no hay tiempo de espera. En cambio, con los terneros podés elegir el mejor momento para vender, según el precio y el comprador. No estamos atados a un solo cliente”, señaló.
Actualmente, el destino de la producción es principalmente el mercado interno. “Vamos viendo según tengamos algo para vender. Buscamos al mejor comprador, al que tire el mejor precio y los mejores plazos. No hay una sola referencia, tenés el mercado de Liniers, remates virtuales, precios por internet”, explicó.
Consultado por el precio actual del ganado en pie, Ojcius ofreció una cifra concreta: “Ahora, en el remate, se está haciendo entre 3500 y 3600 pesos el kilo en pie. Un ternero de 140 kilos se vende en unos 500.000 pesos. Eso sin contar el flete ni las comisiones”.
Sobre las proyecciones a futuro, el productor subrayó que la clave está en la calidad: “La única forma de hacer una diferencia es con genética, sanidad y buena alimentación. Eso no se logra de un año para otro, lleva tiempo, pero a largo plazo rinde. Nosotros vamos paso a paso, viendo qué genética nos conviene y ajustando el manejo”.
En un contexto donde la falta de infraestructura, la escasa conectividad y el riesgo climático complican la producción agrícola, el caso de Santiago Ojcius refleja una tendencia creciente en el sur mendocino: apostar por la ganadería como una forma de adaptarse, resistir y seguir produciendo en el campo.
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