¿Ya somos ricos? Polémica por dichos de la SHCP: Ahorros mexicanos soportarían recesión vs. realidad de pobreza extrema

La frase «los mexicanos tienen ahorros suficientes para enfrentar una recesión», pronunciada por Rodrigo Mariscal de la SHCP, resuena con ironía y molestia entre ciudadanos que se preguntan si el gobierno vive una realidad paralela a la de millones en pobreza.
Un eco de incredulidad y sarcasmo recorrió las conversaciones, tanto digitales como cotidianas, tras las recientes declaraciones de Rodrigo Mariscal Paredes, el titular de la Unidad de Planeación Económica de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Durante una conferencia de The Americas Society, el funcionario pintó un cuadro de notable resiliencia financiera para las familias mexicanas, asegurando que poseen los ahorros y empleos necesarios para capear una posible recesión económica.
«Es decir, incluso si hubiera una recesión, los hogares mexicanos ahorita tienen ahorros suficientes y su oferta de balance, por decirlo de alguna manera, está bastante fuerte para enfrentar esta situación», sentenció Mariscal. Palabras que, para un amplio sector de la población, suenan más a una utopía lejana que a una descripción fidedigna de su situación económica. La pregunta en el aire es inevitable: ¿Acaso ya somos ricos los mexicanos y no nos habíamos enterado?
Desde una perspectiva puramente macroeconómica, es posible que las cifras agregadas muestren ciertos indicadores de ahorro o fortaleza en el empleo a nivel nacional. Sin embargo, el diablo, como suele decirse, está en los detalles, y en este caso, en la abismal desigualdad que caracteriza a la economía mexicana.
* Concentración de la Riqueza: Un porcentaje mínimo de la población concentra una vasta proporción del capital y los ahorros. Los «promedios» nacionales, por tanto, invisibilizan la precariedad de la mayoría.
* La Lucha Diaria por la Supervivencia: Para los más de 46 millones de mexicanos en situación de pobreza (según CONEVAL), la noción de «ahorros suficientes» es un lujo inalcanzable. Su día a día es una batalla por asegurar el sustento, no por acumular un colchón financiero.
* Calidad del Empleo en Duda: Si bien se celebra la creación de empleos, ¿cuántos de estos ofrecen salarios dignos, prestaciones completas y la estabilidad necesaria para generar un ahorro significativo? La informalidad laboral sigue siendo un desafío estructural.
Esta disparidad es la que alimenta la percepción de que las declaraciones del funcionario de la SHCP no son solo optimistas, sino que rayan en la desconexión con la realidad tangible de la mayoría.
La reacción no se ha hecho esperar. Calificativos como «burla» o «ignorancia» han sido recurrentes en redes sociales y comentarios de noticias, reflejando la frustración de quienes se sienten minimizados o incomprendidos por quienes toman decisiones y comunican la política económica del país
«Parece una burla para los más de 46 millones de mexicanos en la pobreza.» – Sentimiento popular ante las declaraciones de la SHCP.
No se trata simplemente de una diferencia de opinión, sino de la percepción de que existe un divorcio entre la élite gobernante y el ciudadano de a pie. Cuando un alto funcionario habla de una fortaleza financiera que millones no experimentan, se socava la credibilidad de las instituciones y se alimenta el cinismo.
* Impacto en la Confianza: Declaraciones que no se alinean con la experiencia vivida erosionan la confianza pública en las cifras y discursos oficiales.
* Necesidad de Empatía Gubernamental: Más allá de los números fríos, la ciudadanía espera empatía y un reconocimiento de los desafíos reales que enfrenta.
Si bien el análisis económico a nivel macro es fundamental para la planificación, es crucial no perder de vista la dimensión humana y la distribución de los recursos. Afirmar que «los hogares mexicanos» están preparados para una recesión, sin matizar las profundas diferencias socioeconómicas, resulta problemático.
El verdadero termómetro de la salud económica de un país no reside únicamente en sus agregados estadísticos, sino en el bienestar tangible de su población, especialmente de los más vulnerables. La pregunta de si los mexicanos son «más ricos que los suizos y los árabes» puede parecer una hipérbole, pero encapsula la perplejidad ante un optimismo oficial que parece flotar muy por encima de las dificultades terrenales de una gran parte de la nación.
En última instancia, el debate generado por las palabras de Rodrigo Mariscal subraya la necesidad imperante de políticas económicas que no solo busquen el crecimiento, sino que prioricen la reducción de la desigualdad y el fortalecimiento real de la economía familiar de todos los mexicanos, no solo de unos cuantos.
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La Verdad Yucatán