El 'juego de tronos' detrás de la presidencia de Cámara: ¿qué partido se quedará con el poder?

A pesar de que faltan casi cinco meses para la elección de los nuevos presidentes de Senado y Cámara de Representantes, en esta última corporación se inició una intensa puja que parece un juego de tronos en el que buscan quitarle el poder a Cambio Radical.

Al inicio de este período, en 2022, las cabezas de cada bancada realizaron un acuerdo para decidir cómo se llevaría a cabo la rotación de la presidencia en cada año legislativo.

El acuerdo inicial fue que la bancada el Pacto Histórico tendría el primer año en la Cámara, una decisión que no estaba al 100 por ciento aprobada por el presidente Gustavo Petro, pero que al final se cumplió cuando David Racero fue la cabeza de la corporación entre 2022 y 2023. En la siguiente legislatura, le correspondía a los liberales, siendo Andrés Calle el elegido.

La elección del presidente de la tercera legislatura, que le correspondía a la Alianza Verde, fue intensa y diferente a lo sucedido en las anteriores pujas. En la Alianza Verde no hubo consenso para presentar un solo candidato y se midieron a voto limpio Katherine Miranda, del ala independiente, y Jaime Raúl Salamanca, más cercano al Gobierno.

Con Salamanca, la agenda del Ejecutivo se había movido a buen ritmo, pero en el nuevo año no todo está siendo color de rosa. Desde que terminaron las sesiones extraordinarias convocadas por el Gobierno para discutir la reforma de la salud, que se realizaron el 13 y 14 de febrero, no se ha podido discutir la reforma de la salud.

La piedra en el zapato ha sido un desacuerdo en la mesa directiva, donde los vicepresidentes Lina María Garrido (Cambio Radical) y Jorge Tovar (curules de paz) siguen firmes y se han negado a firmar el orden del día de la sesión plenaria si aparece en el documento la reforma de la salud. Argumentan que no es conveniente tramitar el proyecto sin que se presente el aval fiscal.

Esta disputa en la mesa es lo que va a generar cambios en el acuerdo inicial entre bancadas para la rotación de la presidencia. Después de la Alianza Verde, en el papel, quedó que el partido que seguía era Cambio Radical, entonces partido independiente.

Teniendo este panorama, en el que esa bancada se ha declarado en oposición al Gobierno y ha demostrado con figuras como Garrido que no va a dejar avanzar las iniciativas del Ejecutivo, como la de la salud, la jugada que están planeando el oficialismo es romper el acuerdo y que otro partido tome el liderazgo.

Muchos se preguntarán por qué no hacer la misma estrategia que la realizada con Miranda, y la respuesta es que no hay una figura como Salamanca dentro de Cambio Radical. En esta bancada, con su líder natural, Germán Vargas Lleras, no hay ninguna posibilidad de que se abran las puertas para que el Gobierno pueda primar por sus intereses.

Sin embargo, si se rompe el acuerdo (lo cual es lo más probable que ocurra), la lucha de poder que se va a generar en la Cámara será grande. Entre 'la U', otrora partido del designado ministro del Interior, Armando Benedetti, y los conservadores en Cámara, que han apoyado al Gobierno estaría el elegido. Incluso, suena el nombre del conservador Juan Carlos Wills para llegar a esa dignidad.

El congresista ya ha sido presidente de la Comisión Primera y tendría la experiencia para liderar la Cámara. Además, hace parte de un partido que dentro de la corporación ha demostrado, con algunos de sus integrantes, que acompaña las propuestas del Gobierno.

No obstante, lo que ha trascendido es que no sería el único que ha sonado para liderar la corporación. También, desde el Pacto Histórico, se estarían moviendo las fichas con Alejandro Campo, Gabriel Becerra, Agmeth Escaf (fue presidente de la Comisión Séptima) y Alejandro Toro (presidente Comisión Segunda). Sin embargo, esto no tendría acogida, teniendo en cuenta que ya el partido de gobierno tuvo su año de presidencia.

Pero el rompimiento de los acuerdos no solo sería en Cámara. Desde Cambio Radical no descartan que si les quitan la presidencia, ellos buscarían llegar a un acuerdo con los conservadores de Senado y el Centro Democrático para postular a uno para dirigir Senado, a pesar de que según los acuerdos de esa corporación la dignidad debe ser para el Partido Liberal.