Sánchez busca aplacar a sus aliados, que ya cuestionan la viabilidad del mandato

Sin tener ninguna certidumbre sobre cuándo, cómo y dónde estallará la próxima mina en este tortuoso camino –y, sobre todo, quién la pisará y quién puede salir volando por los aires–, Pedro Sánchez apretó ayer los dientes para afrontar su comparecencia en la sesión de control en el Congreso, bajo el fuego enemigo del PP y Vox, pero también de unos socios y aliados que ya dudan de la viabilidad de la legislatura.
Tras la bronca en el Congreso, y después de los encuentros de los días previos con Yolanda Díaz (Sumar) y con Jordi Turull y Miriam Nogueras (Junts), el presidente recibió ayer en la Moncloa a Gabriel Rufián (ERC), Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta (EH Bildu), Maribel Vaquero (PNV) y Cristina Valido (Coalición Canaria). Sánchez se mostró “abierto a escuchar sus aportaciones” para tratar de “recuperar la confianza perdida por parte de los ciudadanos” ante el demoledor caso de corrupción que ahora acorrala al PSOE y mantiene en jaque su mandato.
“Sí, tenemos una mayoría parlamentaria”, defienden no obstante en la Moncloa, donde aseguran “comprender la irritación” de sus socios. Y, pese a las públicas gesticulaciones de los aliados, advierten que tienen “un relato de puertas para fuera y otro de puertas para dentro”. “Los socios van a aguantar”, confían. Aunque sin saber qué nuevas bombas estallarán. “Todo dependerá de lo que vaya saliendo”, admiten. “Pero ellos están igual de fastidiados que nosotros”, resaltan.
Lee también“Van a salir más cosas seguro, es una debilidad con la que tenemos que aprender a convivir. Pero no vamos a desfallecer, merece la pena aguantar. Es una tortura, pero si cediéramos, cederíamos a la estrategia del PP para acabar con el Gobierno”, zanjan en la Moncloa.
El descontento entre los aliados lo escenificó Gabriel Rufián. Más que cualquier otro. El líder de ERC en Madrid abandonó el pleno del Congreso de ayer media hora antes de la cita prevista con Sánchez en la Moncloa. Lo hizo dirigiéndose a su despacho, contrariado por la vehemencia del presidente para replicarle en el hemiciclo, y admitiendo que tenía que pensar si la entrevista valía la pena tras lo sucedido.
Pese a la “irritación” de los socios, la Moncloa defiende que todavía “tenemos una mayoría parlamentaria”Rufián acababa de mantener un amargo cara a cara con Sánchez por el que censuró que éste pretenda, a su parecer, hacer creer que se enteró “antes de ayer” de las posibles acciones ilegales de los dos últimos exsecretarios de organización del PSOE, José Luis Ábalos y Santos Cerdán. Igualmente le reclamó que “jure y perjure” que esta trama no es “la Gürtel del PSOE” y que no habrá un “P. Sánchez en un papel” porque la “izquierda no puede robar”. La réplica de Sánchez fue dura, porque, a su juicio, Rufián hizo “de la anécdota categoría”.
Pero Rufián acabó acudiendo a la Moncloa. Estuvo escasamente media hora. Y, rechazando que se tomara una foto oficial del encuentro, volvió al Congreso caridoliente y dubitativo. “Le he visto tocado”, admitió para deslizar que quizás la legislatura no llegue al 2027: “Hay que aprovechar el tiempo que le quede para intentar dejarle en la mejor posible una vida digna a la gente”. (...) “No sé lo que va a pasar, pero cuando entren los corruptos premium nos vamos al carajo todos”, añadió.
En todo caso, el líder de ERC en el Congreso aseguró que arrancó de Sánchez su compromiso “a ir a por los corruptores, esto es, a por las constructoras”. Esto, según explicó, implicaría cambios en el Código Penal en cuanto a sanciones y multas. Pero sobre todo, en la reunión mantenida en la Moncloa, el republicano emplazó al jefe del Gobierno a avanzar en la agenda social, “y esto implica vivienda, vivienda y vivienda”.
EH Bildu recogió el testigo de ERC manteniendo un encuentro con Sánchez a quien trasladaron la necesidad de “actuar con toda la contundencia”. En opinión de su portavoz parlamentaria, Mertxe Aizpurua, “hay que aprovechar este momento de crisis como una oportunidad en términos estratégicos para abrir un proceso de reforma democrática”.
Tampoco quiso hacerse la foto el PNV. En su caso para “no desviar el foco”. Su portavoz, Maribel Vaquero, reclamó “ejemplaridad” a Sánchez en la toma de decisiones contra corruptos y corruptores, pero se limitó a exigir el cumplimiento del acuerdo de investidura suscrito en 2023. “No vamos a mercadear ni pedir ningún plus”, señaló desmarcándose de las estrategias de otros socios.
El republicano escenifica el disgusto de los aliados al deslizar que la legislatura quizás no llegue al 2027La diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, cerró la tercera jornada de la ronda de contactos –de la que, por el momento, se han borrado Podemos y BNG– advirtiendo a Sánchez de que su apoyo no está garantizado al subrayar que la gobernabilidad está “bastante cuestionada”.
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