El fanfarrón de Washington

El 12 de julio, Donald Trump publicó una carta en sus redes sociales anunciando un aumento del 30% en los aranceles a los productos de la Unión Europea. La Libre Belgique espera que la UE pueda resistir al presidente estadounidense, quien, según el periódico, muestra cada vez menos esperanza.
El 1 de agosto, Donald Trump apretaría así el gatillo de un revólver económico dirigido a la Unión Europea, cargado de aranceles del 30%. El anuncio, en medio de las negociaciones finales entre Estados Unidos y la UE, es brutal, teatral, típicamente trumpiano. Pero tras el ruido de los mensajes y amenazas en redes sociales, hay menos estrategia que espasmos, menos habilidad económica y diplomática que divagaciones.
Trump, una vez más, está transformando el comercio internacional en una escena de western: él mismo, un autoproclamado sheriff, recitando aranceles uno tras otro. Por desgracia, la escena ya no ofrece ninguna ilusión. Al cambiar constantemente las reglas a medias, retrasar los plazos y tergiversar los hechos, ha dejado sus palabras sin sentido. El multilateralismo, construido con tanta paciencia, está siendo barrido por los caprichos de un hombre convencido de que el mundo se negocia mediante pulseadas improvisadas.
Pero la verdad, como siempre, se resiste. El supuesto desequilibrio comercial con Europa no lo es: un ligero superávit para la UE en bienes, compensado por un déficit en servicios, para un saldo apenas positivo al final. Nada justifica semejante guerra económica, salvo la obsesión de un presidente por demostrar, contra todo pronóstico, que tiene el control. Un pa
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Courrier International