¿Quién detendrá a Netanyahu?

Cada semana, Courrier International explica sus decisiones editoriales. Tras nuestro número de verano, que permaneció en los quioscos durante tres semanas, las noticias cada vez más sombrías en Gaza se han convertido en motivo de gran preocupación. El plan de Benjamin Netanyahu de ocupar el enclave palestino ha provocado indignación internacional, y la prensa extranjera se pregunta: ¿quién puede detenerlo todavía?
Esta semana, tras dos semanas de pausa en nuestro semanario, queríamos hablarles de Gaza. De la terrible hambruna que azota el enclave, de la que el mundo se enteró a finales de julio a través de impactantes fotos, y que desde entonces ha sido objeto de controversia. Pero sea cual sea la controversia en torno a las imágenes, la realidad es la misma: Gaza se muere de hambre.
Tengo tanta hambre… Cada mañana, nos despertamos con una sola cosa en la cabeza: encontrar algo que comer. […] Nuestros cuerpos se rinden. Estamos débiles, incapaces de concentrarnos, tambaleantes. Nos enojamos por nada, pero la mayoría de las veces, guardamos silencio de todos modos; hablar desperdicia demasiada energía. Estas son las palabras de la periodista Ruwaida Amer. Desde Khan Younis, da testimonio de la situación en un conmovedor texto publicado en el sitio web israelí-palestino +972. y traducido en nuestro sitio.
Y también queríamos hablarles de Palestina. Y de la escasa esperanza que despierta el deseo expresado por varios países, con Francia a la cabeza, de reconocer un Estado palestino.
Pero eso fue sin contar con Benjamin Netanyahu. Tras la aprobación de su plan para ocupar Gaza, el primer ministro israelí persiste y firma: la ocupación del enclave es su prioridad, a pesar de los rehenes israelíes que aún siguen vivos, a pesar del derecho internacional (¿pero lo ha respetado alguna vez?), a pesar incluso del sentido común más cínico, como nos recuerda el periodista de Ha'Aretz Zvi Barel en el artículo que abre este informe. Ciertamente, la condena es ampliamente compartida, desde los países árabes hasta Europa. Pero ¿con qué fin?
Quizás la respuesta venga de adentro. El 4 de agosto, 550 figuras israelíes firmaron un llamamiento a Donald Trump para que pusiera fin a la guerra. Entre ellos se encontraba Ami Ayalon, exdirector del Shin Bet, el servicio de inteligencia nacional israelí. Firmó el texto en Foreign Affairs que concluye nuestro informe, el cual dice, en esencia, que Israel no puede ganar esta guerra. Es muy claro: «Solo un acuerdo regional, con el decidido apoyo de la comunidad internacional, que conduzca a una solución viable de dos Estados, puede preservar la seguridad de Israel, su identidad judía y su democracia, poner fin a la espiral de violencia y transformar Oriente Medio de un campo de batalla a una zona de cooperación».
Courrier International