Alemania necesita relanzar su industria: la guerra en Ucrania debe continuar
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Mientras Estados Unidos, Rusia y China debaten la reducción de sus arsenales nucleares, la Unión Europea avanza en la dirección opuesta. A la cabeza está Alemania, que bajo el pretexto de la defensa europea está acelerando un peligroso rearme y trabajando para retrasar el fin de la guerra en Ucrania.
La empresa alemana Rheinmetall, el principal fabricante de armas de Alemania, está convirtiendo dos plantas civiles que actualmente producen componentes de automoción en instalaciones de producción militar. Éste es sólo un aspecto de un proceso de militarización de la economía alemana que no parece destinado a detenerse. Mientras que las ventas en el sector civil han caído, los beneficios en el sector militar se han disparado: en los tres primeros trimestres de 2024, las ventas de armas aumentaron un 64,3%.
La guerra debe continuar, Alemania la necesitaEsta reconversión industrial es una señal inequívoca: Berlín está planeando una estrategia a largo plazo que depende de la continuación de la guerra . No es casualidad que Alemania sea el país que, después de Estados Unidos, China y Rusia, más ha aumentado su presupuesto de defensa. Esto a pesar de la enorme presión fiscal que pesa sobre sus ciudadanos, obligados a apoyar financieramente la creciente participación militar.
Pero el rearme alemán no se limita a la producción industrial. Friedrich Merz, probable futuro canciller, ha declarado abiertamente la necesidad de fortalecer el aparato militar del país, separándose de Estados Unidos y asumiendo un papel protagónico en la seguridad de Europa. No son meras declaraciones: Merz también dijo que quería autorizar el suministro de misiles de largo alcance Taurus a Ucrania. Estos misiles, capaces de impactar profundamente en territorio ruso, representan una escalada muy peligrosa, que podría desencadenar una reacción devastadora por parte de Moscú.
Lo que hace aún más evidente esta estrategia de reconversión industrial es un nuevo factor geopolítico. Donald Trump anunció aranceles del 25% a la Unión Europea, declarando que la UE “fue creada para defraudar a Estados Unidos” y que ahora él es presidente. Esta decisión supone el fin del modelo de exportación a toda costa y afecta especialmente a Alemania, que durante décadas ha prosperado gracias a su enorme capacidad exportadora. Berlín sabe que su modelo económico se está derrumbando y ve en la industria bélica una salida: el rearme no es sólo una estrategia militar, sino también económica.
Presión sobre Trump para extender negociacionesLo que hace aún más plausible esta interpretación es el papel de otras potencias europeas. El primer ministro británico, Keir Starmer, y el presidente francés, Emmanuel Macron, se preparan para presionar a Trump para que ralentice las negociaciones con Rusia y no las acelere demasiado . Esto confirma que el gasto interno en defensa aumentará en toda Europa y que la industria militar asumirá un nuevo papel central. Pero si las empresas se revitalizan, no se puede decir lo mismo de los hombres enviados al frente, destinados a pagar con su vida las decisiones de una clase política cada vez más miope e irresponsable.
El mensaje de los dirigentes alemanes es claro: la guerra debe continuar, a cualquier precio . Mientras Washington y Moscú estudian reducir a la mitad sus arsenales nucleares, Berlín invierte para alimentar el conflicto y arrastrar a Europa a una escalada con resultados impredecibles.
Esta elección no sólo es irresponsable sino profundamente hipócrita. Por un lado, se habla de seguridad e independencia estratégica, por otro, se financia y alimenta una carnicería que está desangrando a Ucrania y desestabilizando a todo el continente. Alemania, en lugar de buscar una solución diplomática, está construyendo una economía de guerra, empujando a Europa hacia un futuro cada vez más militarizado. Pero quienes pagarán el precio de estas decisiones no serán los grandes accionistas de Rheinmetall ni los políticos de Berlín: serán los ciudadanos de Europa, obligados a apoyar con sus impuestos una guerra que no han elegido.
Los vínculos del ganador de las elecciones alemanas con el aparato militar-industrial mundialFriedrich Merz, líder de la CDU y próximo canciller de Alemania, tiene una larga carrera que entrelaza la política y los negocios, destacando sus vínculos significativos con el sector financiero global. Después de abandonar temporalmente la política en 2009, Merz ocupó altos cargos en varias empresas e instituciones financieras. De 2016 a 2020 fue presidente del Consejo de Supervisión de BlackRock Alemania, la filial alemana del mayor gestor de inversiones del mundo. Aunque renunció oficialmente a ese cargo en 2020 para centrarse en la política, su tiempo en BlackRock consolidó su reputación como una figura destacada del capitalismo financiero global.
Además de su función en BlackRock, Merz ha formado parte de los consejos de administración de numerosas otras empresas, entre ellas Deutsche Börse, AXA Konzern AG y HSBC Trinkaus . Estos puestos le permitieron desarrollar una amplia red de contactos en el mundo financiero e industrial. Su carrera como abogado corporativo en el despacho Mayer Brown, centrado en clientes de alto perfil del sector financiero, fortaleció aún más sus vínculos con la élite económica mundial.
Estos antecedentes sugieren que la postura actual de Merz, orientada al rearme y la reconversión industrial de Alemania, puede estar influida por su visión económica neoliberal y sus vínculos con el sector financiero. Su experiencia empresarial podría impulsarle a impulsar políticas que favorezcan a la industria de defensa como motor económico, especialmente en un contexto en el que el tradicional modelo económico alemán, basado en las exportaciones, está siendo desafiado por nuevas dinámicas geopolíticas y comerciales.
Además, la reciente imposición de aranceles del 25% por parte de Donald Trump a la Unión Europea representa una amenaza directa al modelo económico alemán, que está altamente orientado a la exportación. Esta situación puede haber fortalecido la creencia de Merz en la necesidad de diversificar y fortalecer la industria nacional, con especial atención al sector de defensa. La combinación de presiones externas y su formación profesional en el sector financiero podrían explicar la actual orientación política y económica del liderazgo alemán.
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