Cómo cambiar para no morir: un recorrido por los deportes que se reinventan

“El fútbol está viviendo una enorme crisis de atractivo para las nuevas generaciones. El dato más alarmante es que el 40% de los jóvenes entre 16 y 24 años no tiene ningún interés en el mundo del fútbol. Ir a crear una competición que simule lo que hacen en las plataformas digitales -como el Fifa- significa ir hacia ellas y enfrentarse a la competencia de Fortnite o Call of Duty que son los verdaderos centros de atención de los chavales de hoy, que pasarán el día de mañana”. Han pasado casi cuatro años desde estas palabras de Andrea Agnelli a Repubblica, la entrevista-manifiesto del ex presidente de la Juventus dada en los días más calientes cuando parecía que nacería la Superliga, y aunque (por ahora) el proyecto no ha llegado a buen puerto, el deporte vive tiempos inquietos de transformaciones y en algunos casos de auténticas revoluciones. Como la que tuvo lugar el domingo 9 de febrero en Düsseldorf, Alemania: por primera vez en la historia se celebró una competición de salto de longitud sin tabla de batida, pero con una “zona de batida” más amplia (40 centímetros) introducida por World Athletics, la federación internacional, para reducir el número de saltos fallidos y hacer la disciplina más espectacular y atractiva para un público más amplio. Este cambio normativo prevé que la distancia del salto ya no se mida desde la línea de la tabla de batida, sino desde el punto real de despegue del pie gracias al uso de la tecnología. “Eso significará que pasaré al triple salto”, comentó sarcásticamente el dos veces campeón olímpico Miltiadis Tentoglou.
La Gazzetta dello Sport