«El modelo de Milán es peligroso porque genera desigualdades en todas las ciudades»
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En las audiencias que acaban de concluir en la Comisión de Ambiente del Senado, se han alternado decenas de voces críticas que piden destruir o modificar la llamada Salva Milano, la ley que legitimaría los fáciles rascacielos milaneses en toda Italia. El 6 de marzo el texto llegará a la Cámara cargado de enmiendas y con toda probabilidad, si la derecha no lo vota en solitario, volverá a la Cámara. Las críticas a la ley han venido de la gran mayoría de los urbanistas, arquitectos paisajistas, algunos constitucionalistas, sindicatos y asociaciones ecologistas, críticas que han convencido a varios senadores del PD a cambiar el texto. Entre los críticos de Salva Milano se encuentra Legambiente. Domenico Fontana es el responsable del área de regeneración urbana de la asociación ecologista.
En la Comisión de Medio Ambiente ustedes dijeron que esta norma es perjudicial, ¿por qué? Es una ley que puede tener efectos negativos en todo el país. Se corre el riesgo de convertir el modelo de regeneración urbana milanés en un modelo nacional, un modelo impulsado casi exclusivamente por las rentas inmobiliarias. La regeneración urbana tal como la entendemos es la ciudad eficiente y justa que no expulsa a los empobrecidos. Pero nunca lo conseguiremos si avalamos un modelo impulsado por la renta inmobiliaria. Esta regla puede salvar transacciones inmobiliarias, pero socava la idea virtuosa de la regeneración urbana.
¿A ti también te da miedo verter hormigón? No es un problema de vertido de hormigón. Hoy en día, los problemas de consumo de suelo están ligados a los almacenes logísticos, a otras cosas, ciertamente no a la construcción de nuevos barrios dentro de las ciudades.
¿Entonces no tienes miedo al consumo de tierras? Lo que más nos alarma es que la regeneración urbana, que es la herramienta fundamental con la que modernizaremos nuestras ciudades, debe poner en primer lugar a los ciudadanos que viven en las ciudades. Debe priorizarse la necesidad de hacer que las ciudades sean más eficientes y habitables. Hay que partir de las necesidades de la ciudad y no de los intereses de la especulación inmobiliaria, como ocurrió en Milán. Así que si tomo este modelo y lo hago nacional, arrojaré por la borda para siempre la idea virtuosa de la regeneración urbana.
Se sugiere modificar el texto para limitar sus efectos únicamente a Milán. ¿Es concebible una delimitación territorial de una norma nacional? No me parece. No se puede decir que las normas nacionales se apliquen sólo a Milán y no a otras ciudades. Pero para resolver el problema de Milán sin afectar a las demás ciudades hay una salida: la amnistía.
¿No estás en contra de las amnistías? Sería una manera de remediar un abuso más formal que sustancial. Debemos tener el coraje y la seriedad de admitir que hemos creado un problema de construcción ilegal. Un abuso, repito, más formal que sustancial. Según la definición, la ilegalidad sustancial es cuando construyo una casa sin un permiso de construcción, o en violación de un permiso de construcción, o en violación de las restricciones que existen en el área en la que voy a construir. Por el momento en Milán no estamos en este caso. Nos encontramos en una situación en la que empresarios, técnicos y funcionarios se vieron en la situación de tener que aplicar la normativa de construcción vigente a nivel nacional, integrándola con las regionales en armonía con el plan regulador local. Hay un factor importante: a lo largo de los años, el gobierno regional de Lombardía ha elaborado leyes de planificación urbana regional que contrastan con las regulaciones nacionales y son favorables a los promotores inmobiliarios. Así que toda la política debería admitir que cometió un error y asumir la responsabilidad de arreglarlo. Siempre estamos en contra de todas las amnistías –también lo estaríamos en este caso–, pero no tiene sentido esconderse detrás de un dedo.
Entonces, ¿qué esperas en este momento? Encontremos una solución al problema de Milán sin convertirlo en un problema nacional, porque si decimos que Milán y Lombardía lo han hecho todo bien, ese modelo se convierte en el modelo para Roma, Florencia, Turín, Bolonia y todas las demás ciudades. No sé si está claro. Y entonces la regeneración urbana de las ciudades fracasará, y eso sería muy grave. Por eso esperamos que los senadores reconsideren esto de la mejor manera posible.
ilmanifesto