La Azzurra, un paso atrás: qué lección de Dinamarca, 1-3 bajo el diluvio

Un paso atrás, aunque el resultado es severo en comparación con lo visto. Italia cayó en La Spezia ante Dinamarca (3-1) en la segunda jornada de la Liga de las Naciones y saboreó la amargura de la derrota después de ocho resultados útiles, perdiendo así algunas certezas. De camino a la Eurocopa de julio, las alarmas no suenan, pero todavía quedan algunas cuestiones en las que trabajar. También porque en vísperas del partido, el entrenador Soncin había pedido explícitamente que se prestara mucha atención a los detalles defensivos. No lo consiguieron y, cuando llegó el momento, el fallo resultó fatal, contra un rival más fuerte que el Gales al que vencieron hace cinco días.
- La primera parte fue intensa a nivel competitivo (hubo algunas faltas, en el arbitraje del partido a cargo del español Rivera Olmedo) y bloqueada durante largos tramos: bien por la lluvia que lastraba el terreno de juego, bien por el altísimo nivel de conocimiento entre los protagonistas. En el 3-4-3 de Dinamarca, seis de los once titulares juegan en nuestra liga: todo el trío defensivo (Ballisager y Faerge de la Fiorentina, más Troelsgaard que juega como centrocampista en la Roma), en el centro del campo Thogersen de la Roma y Snerle (también de la Fiorentina), y en punta Vangsgaard de la Juventus. Soncin, respecto a Monza, realiza cinco cambios y revoluciona completamente el ataque con Beccari apoyando a Cambiaghi y Giacinti. Al descanso se llegó con dos destellos: a los 4' Giugliano lo intentó desde fuera del área, obligando a Ostergaard a desviar el disparo al larguero, pero Giacinti estaba en fuera de juego en el rebote. Los daneses fueron aún más peligrosos en el minuto 19 con Vangsgaard, que también cabeceó el balón al larguero (completamente perdido en el marcaje) tras un bonito centro de Thomsen.
El inicio de la segunda parte fue más animado: la capacidad de los daneses para crear densidad en el centro del campo ofensivo produjo la ventaja, con Faerge avanzando para disparar desde la frontal del área -ese balón debería haber sido despejado antes- y engañando a Giuliani con un remate con la derecha de extraño efecto. Aunque no estaban acostumbrados a estar en desventaja con Soncin (pasaron menos del 15% del tiempo persiguiendo, en 18 partidos), Italia merece crédito por reaccionar inmediatamente con determinación: el suplente Cantore recuperó un balón que parecía perdido, el centro fue construido sin forzar y Boattin sirvió la asistencia del 1-1 en la cabeza de Cambiaghi. Es el cuarto gol de la delantera del Inter, que debutó con la selección absoluta de la mano del actual técnico. Pero el equilibrio no dura mucho. La aplicación del trabajo de contención solicitado por Soncin se desperdicia en el desdoblamiento danés: la percusión de Snerle desde el lado derecho de la línea de tres cuartos no encuentra oposición, menos aún el control en el área de Holmgaard (aunque de gran calidad) que deja vacío a Di Guglielmo y encuentra el gol desde pocos metros. De nuevo al frente, Dinamarca refuerza su bloque defensivo con la aplicación de quienes respetan el peligro de la Azzurre. Pero, con Italia desequilibrada en ataque para intentar recuperar, un balón visionario de Harder envía a Thomsen al arco para el 3-1 que cierra el partido. “El resultado no hace justicia a la actuación –comenzó inmediatamente Soncin–, hay margen de mejora en varios aspectos pero durante 85 minutos, en cualquier caso, fue el partido que queríamos”. Quedan cuatro partidos más en esta Liga de Naciones para llegar a la Eurocopa sin la desagradable sensación de que entrar en la portería azzurra no será tan complicado.
La Gazzetta dello Sport