Por qué la batalla legal entre The New York Times y OpenAI preocupa a Europa

ChatGPT tendrá que recordar todo sobre nosotros, lo cual representa un problema no solo para nosotros, sino también para nuestra privacidad. Pero esta vez, la decisión no es de OpenAI. La jueza federal Ona T. Wang le ha impuesto una orden de conservación obligatoria que le impide eliminar cualquier conversación de usuario de ChatGPT, incluso aquellas eliminadas después del plazo estándar de 30 días, a petición explícita del NYT en su demanda por derechos de autor.
La orden afecta a todos los registros de salida (respuestas de chat y API), lo que obliga a OpenAI a conservarlos indefinidamente mientras el proceso está en curso.
El motivo, como es de suponer, está ligado a la demanda que mantiene el New York Times contra la empresa de Sam Altman por violación de derechos de autor: la acusación es que utilizó millones de artículos del periódico para entrenar el modelo lingüístico ChatGPT sin autorización.
Para comprender si el chatbot realmente "copiaba y pegaba" los artículos del New York Times, el juez ordenó a OpenAI conservar todos los datos de registro de las conversaciones de ChatGPT (indicación y salida), por temor a que la empresa estuviera eliminando información potencialmente probatoria. En la acusación, el periódico estadounidense presentó artículos completos generados por el chatbot que parecen haber sido copiados de los originales. Altman y sus abogados argumentan que la tecnología, al generar texto, nunca copia directamente, sino que reinterpreta. Normalmente, OpenAI elimina los chats de los usuarios cuando se les solicita o después de un período determinado (30 días, según la política) por razones de privacidad. Con la disposición del 13 de mayo de 2025, OpenAI está "obligada a conservar y separar todos los datos de registro de salida que de otro modo se eliminarían, hasta nueva orden judicial". En otras palabras, cada conversación de ChatGPT (entrada y respuesta) ya no tendrá que eliminarse de los servidores de OpenAI, sino que se almacenará por separado como posible prueba, indefinidamente (hasta que se decida lo contrario). La decisión está causando gran revuelo en Europa. La cuestión también es relevante para el RGPD europeo: si bien la orden judicial es legítima según la legislación estadounidense, podría entrar en conflicto con la legislación de la UE si OpenAI procesa datos de usuarios europeos sin fundamentos válidos en el RGPD, como por ejemplo sin una base jurídica clara o medidas adecuadas para limitar su uso.
El acceso a esta información permanecerá formalmente restringido a un grupo muy limitado de personas (los abogados internos de OpenAI, sometidos a auditorías de seguridad, y presumiblemente los peritos y abogados de las partes), ya que los datos se conservan únicamente con fines procesales. La decisión del juez se adoptó en el contexto específico de un proceso civil y no como una medida general fuera de un caso específico.
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