La mitad de la dieta de los niños son ultraprocesados: ¿cómo afecta a su salud?
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El pasado octubre, una investigación de la University College de Londres concluía que un 59% de las calorías de la dieta de los niños británicos provenía de los ultraprocesados. Tras leer la noticia, es posible que muchos españoles pensaran: “esto aquí no pasa”. Pero, desgraciadamente, se equivocaban. Hace unas semanas, los medios de comunicación se hacían eco de un estudio de la Universitat Rovira i Virgili —esta vez, centrado en la población infantil española—, que afirmaba lo siguiente: los ultraprocesados suponen el 40% del menú de los escolares.
El dato es preocupante. Lo corroboran los múltiples trabajos sobre las consecuencias para la salud de alimentarse a base de estas formulaciones industriales. “El consumo de ultraprocesados se ha asociado con una enorme cantidad de enfermedades de tipo metabólico, incluyendo las cardiovasculares, la diabetes, algunos tipos de cáncer o las neurodegenerativas”, explica Javier Sánchez Perona, científico del CSIC y autor de Los alimentos ultraprocesados (Catarata).
Al tratarse de productos tan palatables, los pequeños pierden el interés por los alimentos con sabores más naturales Dra. Susana DomínguezPediatría del Hospital Universitari MútuaTerrassa.
De entre todas las patologías, la obesidad es la que presenta un mayor riesgo asociado a la ingesta de estos productos. Una revisión sistemática donde se analizaron artículos publicados desde el 2000 hasta abril de 2020, observó una asociación positiva entre el consumo de ultraprocesados y la obesidad en el 75% de los trabajos seleccionados. “La obesidad es una enfermedad de tipo multifactorial, en que los hábitos dietéticos juegan un papel tremendamente importante”, advierte Sánchez.
Y si la exposición a los ultraprocesados comienza en la infancia, las probabilidades de desarrollar las enfermedades mencionadas aumentan. “Al tratarse de productos tan palatables (es decir, sabrosos), los pequeños pierden el interés por los alimentos convencionales, con sabores o texturas más naturales, menos dulces y salados, que no son tan atractivos inicialmente”, explica la Dra. Susana Domínguez, del servicio de pediatría del Hospital Universitari MútuaTerrassa.
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Golosinas en una tienda
UnsplashA los riesgos ya mencionados, Domínguez añade otros. “Estudios recientes han relacionado la alteración de la microbiota intestinal de los niños y de la población que ingiere muchos ultraprocesados, con la colonización o la infección por un tipo específico de virus. Este se relacionaba con la presencia de dos aminoácidos y, en concreto, dopamina, que desempeña un papel fundamental en la regulación del sistema de recompensa del cerebro, implicado en las conductas como la adicción a la comida. Aunque falta más investigación”.
La lista de inconvenientes de consumir estos productos es extensa y los expertos son claros: no existe una dosis segura de ultraprocesados. La recomendación de la mayoría de los dietistas-nutricionistas sigue siendo cuanto menos mejor, sobre todo porque los niños de hoy ya corren el riesgo de vivir menos que sus padres a causa de sus malos hábitos.
Si cambian sus hábitos, lo razonable es pensar que los niños de hoy tendrán una esperanza de vida menor Javier Sánchez Perona, Científico del CSIC y autor de ‘Los alimentos ultraprocesados’
“La prevalencia de sobrepeso y obesidad entre el público infantil es mayor que cuando sus progenitores eran niños y mayor aún que cuando lo eran sus abuelos”, afirma Sánchez. “Dado que la obesidad se asocia a multitud de patologías, si no se cambian los hábitos, lo razonable es pensar que los niños del presente tendrán una esperanza de vida menor”, presagia.
Ultraprocesados, los reyes del desayuno y la meriendaLa Dra. Susana Domínguez afirma que, actualmente, “los ultraprocesados están al alcance de todo el mundo, en cualquier lugar y a cualquier hora”. Pero es en el desayuno y la merienda donde suelen estar más presentes.
Un grupo de investigadores de FoodLab de la Universitat Oberta de Catalunya concluyó en un estudio reciente que un 78% de los escolares consume meriendas poco saludables, con azúcar y ultraprocesados en abundancia. Para ello, analizaron 2.163 meriendas de 734 familias catalanas con niños de 3-12 años.
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Bocadillo desayuno
Getty Images/iStockphotoLa Agència de Salut Pública de Catalunya recomienda que en estas comidas se prioricen la fruta fresca, los farináceos integrales y los lácteos, “y no hay ningún problema en que también se incluyan hortalizas, frutos secos o alimentos proteicos, como los huevos, el queso o el hummus, además de grasas saludables como el aceite de oliva”, aclara la experta.
Por contra, habría que reducir la ingesta de zumos y bebidas azucaradas, “que están relacionados con un incremento del índice de masa corporal (IMC) en niños”. Recientemente, investigadores de la Universidad de Toronto y de la Harvard Medical School concluyeron que tomar un vaso diario de zumo 100% de frutas se asocia con un aumento de peso en niños. El dato lo obtuvieron tras revisar más de una cuarentena trabajos, que reunían información de 45.851 niños y 268.095 adultos.
Según Domínguez Algunas buenas opciones de relleno para el bocadillo pueden ser el queso o la tortilla“Hay que evitar, igualmente, galletas, cereales, bollería industrial, los aperitivos de bolsa y todos los derivados o análogos”, dice la doctora. Y ojo con los productos que comercializan como ‘dietéticos’ o ‘ecológicos’. Un ejemplo son las galletas con menor contenido en grasa o azúcar, ricas en fibra, con minerales, omega-3, etc. “Pese a que existe la posibilidad de que estos alimentos sean menos dañinos que sus contrapartes convencionales, no hay evidencia científica al respecto”, apunta Javier Sánchez Perona.
En el caso de los bocadillos, que sean saludables, dependerá de si el pan es integral y de su contenido. Para Domínguez, una buena opción puede ser rellenarlos de queso, tortilla o pavo.
La receta para que los niños y niñas coman saludableLos padres y madres no son ni mucho menos los únicos culpables de que sus hijos coman tantos ultraprocesados. El problema es multifactorial. Pero dar ejemplo, desayunando con ellos y priorizando los alimentos saludables mencionados, siempre será recomendable.

Niños en un comedor escolar de Barcelona
Llibert TeixidoPara revertir la situación, el papel del Gobierno es clave, aunque por el momento “sus acciones son insuficientes”, opina Domínguez. Para Sánchez, la Estrategia NAOS de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), con cerca de 20 años de vida, “se ha quedado en agua de borrajas, al menos en lo que a los ultraprocesados se refiere”. El experto insiste en que hay que tener en cuenta que cuando se impulsó, no existía el término ultraprocesado, así que no hay prácticamente políticas dirigidas a este asunto.
Por otro lado, la pasada semana se publicó la Estrategia Nacional de Alimentación en España, pero con relación a los ultraprocesados solo propone desarrollar un marco normativo armonizado a nivel de la Unión Europea para establecer criterios de clasificación. “Tenemos evidencia científica suficiente para dar pasos más firmes en este sentido que los que se han dado hasta ahora”, lamenta el experto.
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