La capital europea de la peregrinación está a reventar. Una oleada de peregrinos, y también de turistas, la está alcanzando.

Como suele ocurrir con los turistas, independientemente del propósito de su peregrinación, no todos se comportan según las normas básicas de cortesía. Associated Press investigó este asunto, así como la forma en que lo gestionan los residentes y las autoridades de Santiago de Compostela.

Según AP, los turistas circulan en sentido contrario en calles de un solo sentido, los peregrinos a pie dañan el pavimento y el suelo de piedra con las puntas metálicas de sus bastones y cantan himnos religiosos a un volumen excesivo. El centro histórico de la ciudad, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, está ahora ocupado casi exclusivamente por turistas.

Las autoridades municipales se resisten a reaccionar con demasiada dureza, así que por ahora han recurrido a una forma de persuasión relativamente suave. La Asociación de Vecinos de Santiago de Compostela ha creado una "guía de buenas costumbres" para los visitantes. Se han distribuido ejemplares en diversos lugares públicos de la ciudad, incluidos albergues.

En la guía, los residentes piden a los visitantes, entre otras cosas, que mantengan el silencio y respeten las normas de tráfico. El folleto también aconseja a los peregrinos colocar tapones de plástico en los extremos de sus bastones para proteger los adoquines históricos.

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El año pasado, el número de turistas que visitaron Santiago de Compostela alcanzó la cifra récord de medio millón, más de 700 veces superior a la de hace 40 años. En los últimos años, los alquileres vacacionales han proliferado, lo que ha incrementado los precios de los alquileres en toda la ciudad casi un 45 %.

Esto provocó el éxodo de los residentes nativos de Santiago de Compostela, reduciendo la población de la ciudad a tres mil residentes permanentes.