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No basta con estar en la mesa: Portugal y el desafío de la Gobernanza Digital Global

No basta con estar en la mesa: Portugal y el desafío de la Gobernanza Digital Global

Si por un lado la gobernanza digital, por definición, exige una articulación transversal entre diplomacia, regulación, ciencia, innovación y economía, en Portugal esta articulación aún está por consolidarse, lo que ha planteado desafíos en procesos decisivos.

En un momento en que la tecnología digital está moldeando profunda y transversalmente todas las esferas de la vida humana, la gobernanza de Internet y las tecnologías emergentes se ha consolidado —discreta pero inevitablemente— como uno de los frentes más estratégicos de la política internacional contemporánea. Hoy en día ya no hablamos sólo de regular la inteligencia artificial o de combatir la desinformación. Hablamos de cómo los Estados, las empresas y los ciudadanos acceden al conocimiento, participan en la vida pública y compiten en una economía global que cambia rápidamente. El mundo digital es cada vez más el espacio donde se ejercen (o se pierden) los derechos fundamentales, la soberanía tecnológica y la capacidad de influencia internacional. Las infraestructuras, plataformas, algoritmos y flujos de datos digitales ya no son sólo herramientas técnicas. Son infraestructuras de poder. Y como tales, están en el centro de tensiones geopolíticas, comerciales, culturales y regulatorias. Gobernarlos —o no hacerlo— tiene implicaciones directas para el equilibrio entre democracia y autoritarismo, inclusión y exclusión, transparencia y opacidad.

La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI ) , organizada por las Naciones Unidas en dos fases (Ginebra 2003 y Túnez 2005), fue un hito fundamental al reconocer el papel central de Internet en la transformación de la sociedad y la economía. Fue allí también donde se afirmó por primera vez a nivel global la necesidad de un modelo de gobernanza de Internet multisectorial , es decir, que involucre en igualdad de condiciones a los gobiernos, al sector privado, a la comunidad técnica, a la academia y a la sociedad civil. Este principio fue consagrado en la agenda de Túnez y sigue siendo esencial hoy en día para garantizar la legitimidad, la eficacia y la inclusión en la toma de decisiones sobre la gobernanza de Internet y los procesos de políticas digitales.

Veinte años después, el mundo se prepara para hacer balance de la CMSI con el proceso de revisión de la CMSI+20, que culminará en la reunión de alto nivel que se celebrará en la ONU en Nueva York los días 16 y 17 de diciembre de 2025. Hasta entonces, se llevarán a cabo múltiples negociaciones en diferentes espacios diplomáticos, técnicos e institucionales, donde no solo se evaluará lo que se logró con la CMSI, sino que también se decidirá el rumbo de la gobernanza digital global.

Portugal está presente en estos espacios desde el principio. Participó activamente en la CMSI (en 2003 a nivel de Presidente de la República Portuguesa y, en 2005, a nivel de Ministro coordinador de la Sociedad de la Información en el Gobierno) y desde 2009 ha seguido continuamente el Foro de Gobernanza de Internet (IGF), está representado en el Comité Asesor Gubernamental de la ICANN, en la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en la UNESCO ( Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ), en la CSTD (Comisión de Ciencia, Tecnología para el Desarrollo de la ONU), en el Consejo de Europa y en las múltiples agencias, programas y fondos de financiación de la ONU con impacto en la sociedad y la economía a nivel global, regional (UE - Unión Europea, y OCDE - Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y nacional. También fue miembro activo en la negociación del Pacto Digital Global de la ONU, adoptado el 24 de septiembre de 2024, en el ámbito del Pacto para el Futuro, impulsado por el Secretario General de la ONU, António Guterres.

Portugal ha sido activo en la defensa de una internet abierta, segura e interoperable, políticas públicas que defienden la neutralidad técnica, la no imputabilidad de la red, la estabilidad global, la seguridad y la funcionalidad de la red, que respetan los siguientes principios: libertad, privacidad y derechos humanos, gobernanza democrática y colaborativa, acceso universal a internet, respeto a la diversidad cultural y lingüística, la promoción de la evolución continua y amplia difusión de nuevas y emergentes tecnologías y modelos de uso y acceso, estándares abiertos que permiten la interoperabilidad de la red, con un entorno jurídico y regulatorio constantemente actualizado.

Este trabajo ha sido desarrollado por varias entidades públicas que, si bien dentro de un marco institucional aparentemente difuso y poco claro, han contribuido a la promoción del modelo multisectorial y a la creación de espacios de diálogo nacional y regional (por ejemplo, la Iniciativa Nacional del IGF y la Iniciativa Lusófona del IGF). Sin embargo, creemos que la clarificación institucional es cada vez más necesaria para que el país pueda aprovechar mejor las oportunidades y mitigar los desafíos que enfrenta, aumentando así su capacidad de influir a escala global: si bien la gobernanza digital, por definición, requiere una articulación transversal entre la diplomacia, la regulación, la ciencia, la innovación y la economía, en Portugal, esta articulación aún no se ha consolidado, lo que ha planteado desafíos en procesos decisivos, como las actuales negociaciones para revisar la CMSI+20, la implementación del Pacto Digital Mundial de la ONU o, a nivel de la UE, la implementación de la Iniciativa Global Gateway de la UE que, orientada a la cooperación digital con países africanos y latinoamericanos, ha recibido poca atención de Portugal, a pesar de sus fuertes vínculos históricos, culturales, académicos y lingüísticos con estas regiones.

En un mundo cada vez más digital, quienes no influyen inevitablemente serán influenciados. O utilizando una analogía gastronómica, “quien no se sienta a la mesa” (para influir y lograr cosas), es parte del “menú” (perdiendo la oportunidad de influir en reglas que inevitablemente lo afectarán). Por tanto, es imperativo que los responsables de la toma de decisiones públicas y políticas comprendan que la verdadera transformación digital solo puede lograrse plenamente cuando las dimensiones científica, tecnológica, económica, social e internacional se integren en una visión estratégica común y compartida. Esto significa que hoy en día ya no basta con estar presente en la “mesa”. Es necesario afirmar la propia visión estratégica. Portugal no puede ser un Estado miembro más de la Unión Europea en las negociaciones sobre lo digital a nivel global y regional. Portugal debe –porque tiene capacidad política y técnica– posicionarse como líder en una sociedad de la información y una economía basada en el conocimiento, influyendo en la toma de decisiones políticas en la Unión Europea, en Europa y en el mundo, a través de una visión estructurada y de ambición de liderazgo. Creemos, por tanto, que ahora es el momento de cambiar de escala. El nuevo ciclo político que se inicia ofrece una oportunidad estratégica para repensar, con ambición y sentido de urgencia, la arquitectura institucional de la participación portuguesa en los procesos de gobernanza digital global.

Portugal dispone actualmente de un bagaje de conocimiento, credibilidad, networking y experiencia técnico-diplomática y de negociación en el seno de organizaciones internacionales que no puede desaprovecharse para posicionarse como un actor relevante en la gobernanza digital global. Por tanto, el camino a seguir debe pasar por una presencia que dependa menos de la competencia y del voluntariado de sus representantes en los foros internacionales y más de una acción concertada para estructurar esta presencia, mediante el refuerzo del liderazgo político e institucional, la coordinación interministerial y la movilización con los diferentes actores implicados, en torno a una visión estratégica común y coherente, que transforme esta presencia y competencia técnica en influencia concreta a nivel global.

Así, en un mundo en rápida evolución donde la gobernanza digital ya no es una cuestión sectorial, sino un eje transversal y central para el futuro de la autonomía nacional y europea, en particular para la protección de los derechos fundamentales y la capacidad de innovación, nos gustaría contribuir al objetivo de posicionar el país como una “Nación Digital Global”, lanzando dos prioridades estratégicas para el debate: 1) Acelerar la creación de la Agencia Nacional para lo Digital, incluyendo competencias claras para coordinar y alinear, de forma transversal, las distintas políticas públicas digitales, tal y como se recomienda en la Estrategia Nacional para lo Digital. 2) Que esta misma Agencia, en estrecha coordinación con las entidades responsables de la política exterior portuguesa, sea facultada para liderar el desarrollo de una Estrategia Nacional de Diplomacia Digital, centrada en el fortalecimiento de expertos en gobernanza de internet, tecnologías digitales y políticas públicas, capaces de posicionar a Portugal de una manera más estructurada, ambiciosa e influyente en los procesos de gobernanza digital a escala europea y global.

Más que una necesidad institucional, es una exigencia estratégica para el futuro colectivo de nuestro país.

expresso.pt

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