La ofensiva del gobierno contra los horarios laborales de 6x1, la subcontratación y las aplicaciones amenaza los puestos de trabajo.

La ofensiva del gobierno federal en tres frentes, liderada por Luiz Marinho, exlíder sindical y exministro de Trabajo, podría ocasionar pérdidas multimillonarias para la economía brasileña. En una entrevista con Folha de S.Paulo , el exlíder sindical insistió en poner fin a la jornada laboral de 6x1, calificó el uso de trabajadores independientes como "fraude" y prometió regular plataformas digitales como Uber e iFood.
Estudios de la Confederación Nacional de la Industria (CNI) estiman que la simple reducción de la jornada laboral máxima de 44 a 36 horas podría costar hasta 300 mil millones de reales anuales y eliminar 2,7 millones de empleos formales. El gobierno aboga por la protección social contra el empleo precario. Empresarios, economistas y algunos trabajadores advierten sobre el desempleo masivo y el aumento de la informalidad.
La disputa ha llegado al Supremo Tribunal Federal (STF) y al Congreso, que corren contrarreloj para evitar una decisión judicial unilateral sobre el futuro del trabajo en Brasil.
El fin del horario laboral 6x1: CNI advierte de un coste de R$ 300 mil millones.La reducción de la jornada laboral máxima se ha convertido en una consigna política del gobierno. Marinho afirma que es "totalmente posible" llegar a las 40 horas semanales. A pesar de su popularidad, el avance legislativo enfrenta una fuerte resistencia en el Congreso y entre las empresas.
Las enmiendas constitucionales propuestas que se debaten en el Congreso.En el Congreso se debaten cuatro propuestas de enmienda constitucional, incluida una de la oposición:
- PEC 148/15 (Paulo Paim - PT-RS): Reducción gradual a 36 horas semanales, comenzando con 40 horas y disminuyendo una hora anualmente. Esta es la resolución que se encuentra en la etapa más avanzada de tramitación, habiendo celebrado una audiencia pública ante el Comité de Constitución y Justicia del Senado a finales de octubre.
- PEC 221/19 (Reginaldo Lopes - PT-MG): Reducción a 36 horas, implementada diez años después de su aprobación. La última acción emprendida fue la creación de una comisión para su evaluación en la Cámara de Diputados, en marzo de 2024.
- PEC 4/25 (Cleitinho - Republicanos-MG): Limita la semana laboral a 40 horas en el esquema 5x2, con vigencia a partir de los 180 días. La propuesta se encuentra estancada en la secretaría legislativa del Senado desde principios de febrero.
- PEC 8/25 (Erika Hilton - PSOL-SP): Reducción a 36 horas en un plazo de 360 días, estableciendo cuatro días por semana, sin exceder las ocho horas diarias. En septiembre, el Comité Laboral de la Cámara aprobó la solicitud de celebrar una audiencia pública.
La aprobación de cualquier enmienda constitucional requiere una mayoría calificada (tres quintos de los votos) en dos votaciones en cada Cámara: 49 senadores y 308 representantes.
El efecto boomerang del final del partido 6x1.El sector productivo y los economistas advierten del riesgo de un efecto contraproducente. El profesor José Pastore, de la Facultad de Economía y Administración de la USP (FEA-USP), resume la preocupación: si bien el objetivo es mejorar la calidad de vida, el resultado práctico podría ser un aumento del desempleo y la informalidad. Sin un incremento de la productividad, la reducción de la jornada laboral obligaría a las empresas a contratar más personal, elevando así los costos.
Un estudio de la CNI (Confederación Nacional de la Industria) estima que reducir la semana laboral a 36 horas podría costar hasta 300 mil millones de reales anuales y eliminar 2,7 millones de empleos formales. Las pequeñas y medianas empresas serían las más vulnerables, ya que operan con márgenes de ganancia reducidos.
La situación se agrava por la baja productividad de los trabajadores brasileños, que es inferior a la cuarta parte de la productividad estadounidense. Los países que han implementado con éxito la reducción de la jornada laboral, como Alemania y los países nórdicos, lo han hecho partiendo de una base de productividad mucho mayor.
El ministro propuso un período de transición y abogó por la negociación colectiva para abordar los problemas sectoriales. El senador Rogério Marinho (PL-RN), en un debate reciente sobre el tema, advirtió: «No podemos cambiar la economía de un plumazo».
Soluciones intermedias y el riesgo de informalidad.Los expertos y las organizaciones empresariales recomiendan soluciones intermedias que permitan conciliar la sostenibilidad económica con la calidad de vida:
- Flexibilidad negociada por sector.
- Incentivos fiscales para las empresas que participen voluntariamente.
- Priorizar las reformas de productividad antes que la reducción de la jornada laboral.
Fernando de Holanda Barbosa Filho, investigador del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (FGV Ibre), afirma que cualquier reducción de la jornada laboral debería probarse en sectores específicos antes de su implementación. Esto permitiría evaluar los impactos reales y realizar los ajustes necesarios.
Los partidarios de la reducción, como los sindicatos y el movimiento Vida Más Allá del Trabajo (con 1,3 millones de firmas), argumentan que el modelo 6x1 es incompatible con la vida moderna. Sin embargo, los análisis económicos sugieren que la medida podría penalizar el mercado formal e incrementar la informalidad, que se situaba en el 37,8% al final del primer semestre del año, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
La batalla contra la "pejotização" (la práctica de contratar a personas como contratistas independientes en lugar de empleados): el Tribunal Supremo decidirá entre autonomía y protección social.El uso de contratistas independientes para eludir la legislación laboral es el segundo punto de controversia, objeto de análisis por parte del Supremo Tribunal Federal (Tema 1389). Marinho calificó la práctica de «fraude» y «abuso de capital», criticando la decisión del ministro Gilmar Mendes de suspender todas las actuaciones al respecto.
Según la Fiscalía General y el Ministerio de Trabajo, la práctica de contratar trabajadores como contratistas independientes (pejotização) ya ha causado diversos problemas. El Fiscal General, Jorge Messias, afirma que esta práctica por sí sola generó un déficit estimado de R$ 60 mil millones en la Seguridad Social entre 2022 y 2024. Asimismo, se registraron pérdidas de R$ 24 mil millones para el Fondo de Indemnización por Despido (FGTS) durante el mismo período. El Servicio Federal de Ingresos estima que la diferencia en la recaudación tributaria entre los contratos formales de trabajo (CLT) y los microempresarios individuales (MEI) podría alcanzar los R$ 26 mil millones en 2025.
Una nota técnica del Ministerio de Trabajo indica que 3,9 millones de trabajadores fueron despedidos y registrados como microempresarios individuales (MEI) entre enero de 2022 y octubre de 2024, lo que constituye una "migración forzada". De estos, el 56% percibe hasta R$ 2.000 mensuales y el 37% hasta R$ 6.000, según datos del IBGE. El fenómeno afectó a categorías laborales tradicionalmente formales: camareros, vendedores, operadores de centros de distribución, secretarios y barrenderos.
El contrapunto: el costo del CLT (derecho laboral brasileño) y la preferencia por la autonomía.Los análisis empresariales sugieren que el aumento en el uso de trabajadores independientes (conocido como "pejotização") se debe al alto costo del empleo formal. Según la Escuela de Administración de Empresas de São Paulo de la FGV (FGV-Eaesp), los costos laborales representan casi el 70% del salario para los empleadores.
Los economistas que defienden la contratación a través de trabajadores autónomos argumentan que la remuneración media de estos profesionales es mayor en muchos sectores. En sanidad, asistencia social y el sector inmobiliario, pueden llegar a ganar hasta tres veces más. Una encuesta de Datafolha muestra que el 59 % prefiere trabajar de forma independiente (el 68 % entre los jóvenes).
El Código Civil y la Ley de Buenas Prácticas (Ley 11.196/2005) prevén y autorizan la prestación de servicios intelectuales por parte de una persona jurídica, incluso para un único cliente, siempre que no se establezca una relación laboral. El punto clave es la clara distinción entre la contratación legítima y las relaciones laborales encubiertas.
Un informe de la Autoridad Europea de Empleo (AEE) utiliza dos criterios para identificar a los trabajadores autónomos dependientes: la dependencia económica (el cliente aporta el 75 % o más de los ingresos) y la dependencia organizativa (el cliente decide el horario laboral). La presencia simultánea de estas condiciones se verificó solo en el 3,7 % de los trabajadores autónomos, lo que sugiere que los trabajadores con una falsa independencia laboral son una minoría.
La Corte Suprema Federal (STF), al juzgar el Caso 1389, tendrá la misión de establecer parámetros objetivos para diferenciar el trabajo por cuenta propia legítimo del fraude.
Aplicaciones: los trabajadores quieren autonomía, el gobierno quiere un contrato de trabajo formal.El tercer frente del gobierno involucra a los trabajadores de plataformas digitales, actualmente bajo revisión por la Corte Suprema Federal (Tema 1291) y impugnado en el Congreso.
La postura del gobierno: subordinación mediante algoritmos.El Ministro de Trabajo califica la relación entre plataformas y trabajadores como «esclavitud». Argumenta que, donde existe subordinación, la relación laboral debe regirse por la CLT (Ley del Trabajo de Brasil). Esta subordinación se produce mediante algoritmos que controlan precios, rutas, evalúan el rendimiento y pueden desactivar cuentas.
La Fiscalía Laboral tiende a considerar esta relación como propia del empleo formal, pero discrepa de la opinión de Marinho. La institución ha estado buscando una vía intermedia para crear una relación autónoma con derechos.
El gobierno incluso presentó una propuesta al Congreso (PLP 12/2024) que preveía el reconocimiento de la relación laboral, pero se enfrentó a una fuerte resistencia por parte de parlamentarios y plataformas políticas, lo que llevó al gobierno a abandonarla.
El contrapunto: el rechazo de la CLT (ley laboral brasileña) y el riesgo para el sector.Un estudio del Departamento de Sociología de la Universidad de Brasilia (UnB) indica que el 64,1% de los trabajadores de plataformas digitales prefieren trabajar como autónomos. Más del 80% de los conductores y el 75% de los repartidores prefieren mantener esta modalidad, según una encuesta del Centro Brasileño de Análisis y Planificación (Cebrap) para la Asociación Brasileña de Movilidad y Tecnología (Amobitec).
Otra encuesta, realizada por Datafolha, mostró que el 54% de los conductores de Uber rechazarían trabajar bajo la CLT (ley laboral brasileña), y la mitad abandonaría la actividad si se les impusiera la relación laboral.
Un estudio realizado por Ecoa Consultoria Econômica para Amobitec proyecta un aumento del 40% en los costos operativos de las plataformas, una reducción de hasta el 25% en los espacios disponibles y precios más altos para el consumidor final.
El punto intermedio: el proyecto de "trabajadores autónomos basados en plataformas".La Cámara está acelerando la tramitación del proyecto de ley 152/2025, que pretende crear la categoría de "trabajador autónomo de plataforma", preservando la autonomía pero garantizando los derechos mínimos.
- • Autonomía: Libertad de horario laboral, no exclusividad y la capacidad de rechazar el trabajo sin penalización.
- • Protección social: Cotizaciones compartidas a la seguridad social, que garantizan la jubilación y la prestación por enfermedad.
- • Seguro: Seguro obligatorio contra accidentes laborales.
- • Transparencia algorítmica: Divulgación de los criterios para calcular la remuneración y distribuir los servicios.
Este sistema híbrido, distinto de la Consolidación de las Leyes Laborales (CLT) y del uso de la figura del trabajador autónomo (incluido el microempresario individual), es la apuesta para conciliar la innovación tecnológica y la protección social. La alternativa es dejar que el Tribunal Supremo decida unilateralmente, con el riesgo de imponer una solución que desagrade a todas las partes y paralice el sector.
Las tres batallas —la semana laboral de 6x1, el uso de trabajadores independientes y la regulación de las aplicaciones— tienen un denominador común: el costo de la protección social frente a la libertad contractual. El resultado determinará si Brasil avanza hacia una mayor intervención estatal o hacia la modernización de las relaciones laborales.
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