EE.UU. | La prohibición de Antifa por parte de Trump: no es broma

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado a Antifa como organización terrorista mediante una orden ejecutiva. Muchos bromean al respecto, señalando que desde las autoridades estadounidenses hasta la Oficina Federal Alemana para la Protección de la Constitución han declarado que «Antifa» ni siquiera existe como organización, calificando así de ridícula la idea de Trump y sus camaradas europeos Geert Wilders y Giorgia Meloni de combatir a la organización terrorista Antifa.

Ese no es precisamente el caso. Es precisamente la vaguedad de "Antifa" y el fantasma de la "ideología trans" lo que les facilita difamarla con terrorismo. Una bandera arcoíris en una publicación de Instagram. ¿No es eso prueba de la "ideología trans"? Una pegatina que diga "¡Aficionados del FC contra la derecha!". ¿Acaso eso puede interpretarse de otra manera que no sea un compromiso con la Antifa terrorista? Cualquiera que se pronuncie contra el nuevo fascismo solo puede ser un terrorista. Eso silenciará muchas voces.

En cambio, necesitamos forjar planes, establecer nuevas estructuras de comunicación y encontrar maneras de hacernos oír sin poner en peligro a las personas. En Alemania, también, Antifa podría ser declarado pronto el enemigo público número uno. Para eso no se necesita un gobierno de la AfD. Estados Unidos está a punto de convertirse en una potencia neofascista que domine Occidente. El vicepresidente J. D. Vance ya demostró esta primavera su disposición a interferir en la política alemana. Si Estados Unidos exige pronto que Alemania tome más medidas contra Antifa, el gobierno alemán accederá. Para entonces, deberíamos saber cómo organizar la resistencia. También deberíamos empezar a pensar en qué formas de solidaridad podemos construir con los antifascistas en Estados Unidos. El ataque de la derecha no es ninguna broma.