Deutsche Bahn: La nueva estrategia es una completa broma ferroviaria

El día en el que finalmente debe comenzar el futuro en Deutsche Bahn, en el que se presenta al nuevo jefe y la nueva estrategia, comienza para cientos de miles de pasajeros con una advertencia: falla de la línea aérea: el tráfico ferroviario entre Hamburgo y Berlín y entre Hamburgo y Hannover se ve gravemente afectado.
Lo que parece el chiste de una comedia mala hace tiempo que no hace reír a los pasajeros de tren. Retrasos, cancelaciones de trenes o incluso el colapso de conexiones enteras son más la regla que la excepción en el sector ferroviario alemán de 2025. Ya nadie usa la frase "puntual como un tren", y si lo hacen, es solo con sarcasmo.
No es de extrañar, entonces, que el ministro de Transporte, Patrick Schnieder, al presentar su estrategia ferroviaria, pida un nuevo comienzo. Un comienzo. Un nuevo comienzo. El político de la CDU tiene muchos términos similares a su disposición para describir el futuro. ¿Qué más puede hacer? Él mismo sabe que el presente es sombrío, como cualquiera que utilice habitualmente el ferrocarril. No le faltan perspicacia cuando se trata de este importante medio de transporte. Tampoco le faltan objetivos. Lo que falta es una ruta viable para llegar de uno a otro.
Desde la perspectiva del predecesor de Schnieder, Volker Wissing, el camino pasaba por un proyecto de construcción masivo. "Renovación general" fue el nombre que recibió el exministro, inicialmente liberal y luego imparcial, con el que pretendía modernizar la deteriorada red ferroviaria. Un total de 40 líneas de alto tráfico debían ser completamente renovadas, desde la catenaria hasta los cambios de vía, para que luego funcionaran sin problemas. Esa era la visión de Wissing. Creía que podría completarse en seis años.
Tras finalizar la primera renovación de la ruta y comenzar la segunda, está claro que Wissing ha causado un gran revuelo.

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No se puede culpar a su sucesor, Schnieder, por esto. Todo lo contrario. El actual ministro de Transporte quiere impulsar el ferrocarril poco a poco. Reemplazará la dirección, nombrará a Evelyn Palla, actual directora de DB Regio, como la primera mujer en la historia de la empresa, y reducirá el tamaño del Consejo de Administración. Ambas son buenas señales, pero nada más.
La idea de transferir la responsabilidad de la aplicación ferroviaria "Navigator" a la filial de infraestructuras de beneficio público de la compañía y separarla del Grupo DB es, en principio, acertada. Si es posible permitir la entrada de competidores privados en este difícil mercado, esta es la solución. Sin embargo, la prueba práctica aún está pendiente. Hasta ahora, Deutsche Bahn siempre ha encontrado la manera de mantener a raya a la competencia no deseada.
Sin embargo, la mayor sorpresa negativa en la agenda de reformas de Schnieder es el objetivo revisado de fiabilidad. El demócrata cristiano pretende aumentar la pésima tasa de puntualidad en el transporte de larga distancia del 62,5 % del año pasado al 70 % para 2029. Promete que "será evaluado por esto". Una mejora de la friolera de 1,7 puntos porcentuales al año. Se podría decir que es realista, o poco ambicioso.
En cualquier caso, este no es un buen pronóstico para los viajeros de tren. Pueden esperar restricciones masivas durante los próximos años. Considerando que la propia definición de puntualidad de la compañía también incluye retrasos de menos de seis minutos, es probable que uno de cada tres trenes de larga distancia siga retrasado para finales de la década. Y ese ya es el escenario positivo.
"Schnieder quiere alcanzar el objetivo de puntualidad más adelante", titulaba el lunes. Otra broma ferroviaria de la que ya nadie se ríe.
rnd