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¿Por qué España es el país con mayor pobreza infantil? Por políticas públicas erróneas

¿Por qué España es el país con mayor pobreza infantil? Por políticas públicas erróneas

Los datos de pobreza infantil española son, en pocas palabras, vergonzosos. España, que se encuentra en un escalón europeo medio-alto en términos de renta per cápita, tiene la mayor tasa de pobreza infantil de la Unión Europea, con un 29,2% frente al 19,3% de media, seguido de Bulgaria (28,2%) y Rumanía (26,2%). Además, esto va a peor (no así la tasa de pobreza total, que incluye a los adultos, que se ha reducido). La diferencia respecto a la UE ha aumentado en los dos últimos años, hasta los 9,5 puntos porcentuales en 2023 y los 9,9 en 2024.

Más datos para avergonzarse: España sale mal parada en términos de riesgo de pobreza o de exclusión social entre los menores de 18 años, con un 34,6% frente al 24,2% del promedio europeo. En comparación con el resto de países, tiene una marcada brecha generacional: la diferencia entre la incidencia del riesgo de pobreza o exclusión social en menores supera los 10 puntos porcentuales la de los adultos, una de las más elevadas.

Pero, ¿por qué hay tanta pobreza infantil? El estudio La pobreza infantil en España: evolución reciente y políticas, elaborado por los economistas Miguel Ángel Malo y Fernando Pinto y editado por Funcas, ha encontrado varias explicaciones que, unidas, explican esta realidad.

“No basta con invertir más: es necesario invertir mejor”, dicen los autores

Entre ellas, la configuración de las prestaciones sociales dirigidas a la infancia, su escasa cuantía y la falta de universalidad, que reduce su efectividad. De hecho, señala este trabajo, el sistema de impuestos y transferencias en España reduce la pobreza infantil en apenas 1 o 2 puntos, cuando en los países europeos de referencia el impacto es de 4 a 8 puntos.

Otro factor que explica la diferencia española respecto a Europa es el déficit estructural de vivienda social y de alquiler asequible. Mientras que el promedio europeo de la vivienda protegida o subvencionada se sitúa en torno al 7% del parque de vivienda, en países del norte y centro de Europa alcanza entre un 15% y un 25%. Sin embargo, en España la cobertura apenas llega al 2%. Esta carencia expone a los hogares con menores a un esfuerzo residencial desproporcionado que erosiona su renta disponible y amplifica el riesgo de pobreza.

El nivel educativo de los padres es otro de los factores relevante. De hecho, un nivel educativo más alto de los progenitores no ofrece en el caso español una protección tan eficaz como en otros países europeos: la tasa de pobreza infantil entre hijos de padres con educación terciaria alcanza el 18,9%, frente a la media del 11% de la UE. “Esta cifra apunta a una rigidez en los mecanismos de movilidad social ascendente y a la existencia de barreras que no se neutralizan únicamente mediante la acumulación de capital humano”, señala este trabajo.

Los autores consideran que para romper esta dinámica habría que repensar las políticas públicas orientadas a la infancia. “No basta con invertir más: es necesario invertir mejor. Se requiere un enfoque integral que combine mejoras en el sistema educativo, incentivos al empleo estable y digno para padres y madres, ampliación de las prestaciones por hijo a cargo y fortalecimiento de las políticas de vivienda”, concluye este trabajo.

lavanguardia

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