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Jean Kaseya, doctor congoleño: “Nos enfrentamos a un serio riesgo de una pandemia procedente de África”

Jean Kaseya, doctor congoleño: “Nos enfrentamos a un serio riesgo de una pandemia procedente de África”

El colapso de USAID, la agencia de cooperación estadounidense y el mayor donante del mundo, junto con la retirada de fondos de otros países europeos, han colocado a África ante un espejo que refleja el grado de dependencia de la ayuda exterior, sobre todo en salud. Ahora, los recortes abren una nueva era, en la que los Gobiernos africanos se ven obligados a redefinir sus prioridades, según reconoce el doctor congoleño Jean Kaseya, director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de la Unión Africana.

Para Kaseya (Kinshasa, 54 años), como para numerosos expertos y líderes africanos, esta crisis es a la vez una oportunidad para desmarcarse de agendas exteriores. Es optimista, pero a la vez es consciente de que las consecuencias a corto plazo están ya siendo catastróficas. “El recorte repentino es una mala decisión de los países occidentales porque los países no están preparados para la transición”, estima en los márgenes de la conferencia anual de la Fundación Mo Ibrahim, celebrada el pasado fin de semana en Marrakech. Y advierte de que la falta de recursos sanitarios aumenta el riesgo de una nueva pandemia, esta vez procedente de África.

Pregunta. Occidente ha cerrado el grifo de la ayuda al desarrollo. Hay cálculos que hablan de la pérdida millones de vidas, pero en África se vive también como una oportunidad para independizarse de la agenda exterior. ¿Es realista?

Respuesta. En una crisis puedes decidir llorar, pero también puedes decidir tomártela como una oportunidad. África está afectada gravemente por el recorte de la ayuda, pero sobre todo, por lo repentino de la decisión. En África, entre el 30% y el 40% de la población paga por su salud de su bolsillo, porque no tiene seguro médico. La segunda fuente de financiación sanitaria es el apoyo exterior. Es clave, porque financian programas críticos sobre todo de VIH, tuberculosis, malaria o salud mental e infantil. Los gobiernos [africanos] decidieron externalizar estos programas.

P. ¿Y los gobiernos africanos qué financian?

R. El presupuesto nacional es la tercera fuente de financiación, que en parte se destinaba a pagar los sueldos de los trabajadores de la salud, pero que no contribuían a invertir en el sistema sanitario.

P. Hasta que llegaron los recortes.

R. Los recortes fueron abruptos, pero la sensación de que el sistema de ayuda estaba tocando a su fin cada vez estaba más presente. El punto de partida para mí han sido los brotes de viruela del mono y del virus de Marburgo. Vi que algunos de nuestros socios, que antes venían de forma proactiva a prestar apoyo, no lo hicieron.

P. ¿Cómo puede África llenar el vacío que dejan los donantes?

R. Todavía tenemos países de renta media que aportan menos del 5% a su sistema sanitario y pueden hacer más. Hay que maximizar el dinero para dedicarlo a la salud. Por ejemplo, la República Democrática de Congo ha decidido destinar el 2,5% de los salarios de los ciudadanos al sistema de salud. En Sudáfrica decidieron poner un impuesto para el tabaco y para el azúcar. La sanidad no era el área prioritaria de muchos gobiernos que sí financiaban otras áreas, incluido el ejército. Pero ahora hay que decir: reasignemos algunos fondos al ámbito sanitario. Por mis conversaciones con jefes de Estado, creo que las cosas se están moviendo en los países africanos.

P. Hay, sin embargo, países, como Kenia, donde los impuestos han desatado fuertes protestas entre la generación más joven y sin horizonte.

R. No puede ser una decisión de arriba abajo. La gente tiene que participar y saber que el dinero que se obtenga de tasar, por ejemplo, el azúcar se dedicará a la salud. Hay que involucrar a la población en la gestión, no podemos seguir con la mala gobernanza que había antes en África. Los recortes de la ayuda nos demuestran que tenemos que mejorar nuestra gobernanza. Tenemos que combatir la corrupción, el fraude y aprovechar el poco dinero que aún llega de socios externos; no necesitamos más del 30% de lo que estamos recibiendo de ayuda exterior.

P. ¿A qué se refiere cuando habla de mejorar la gobernanza?

R. Cuando a los ministros con los que nos reunimos se les pregunta por los medios sanitarios que necesitan, la mayoría de ellos son incapaces de responder a esta pregunta porque los socios externos les decían: “Tenemos dinero para vosotros”. Ese es el problema. A algunos países les decían: “No os preocupéis por la vacuna, ni por el VIH. Tenemos que replantear el sistema e invertir en salud”. Y luego tenemos que decir a nuestros socios: “Si queréis venir a mi país a invertir o a prestar apoyo, alineaos con mi visión”.

A algunos países les decían: no os preocupéis por la vacuna, ni por el VIH. Tenemos que replantear el sistema e invertir en salud

P. Eso, a medio plazo, pero mientras se están interrumpiendo tratamientos clave, por ejemplo, de antirretrovirales.

R. Obviamente. En Sudáfrica, por ejemplo, el Gobierno no está actuando con la suficiente rapidez y en este vacío, mucha gente va a sufrir mucho.

P. Se habla mucho de una próxima pandemia. ¿Aumentan las lagunas en la financiación y la crisis climática el riesgo?

R. Nos enfrentamos al riesgo importante de una pandemia procedente de África. En primer lugar, vemos en la epidemiología un aumento del 41% de los brotes de 2022 a 2024 en África. E incluso en 2025, el primer trimestre duplica lo que teníamos en 2024. Viruela del mono, cólera, Marburgo, ébola, sarampión….

P. ¿A qué lo atribuye?

R. La primera razón es la falta de productos básicos. No tenemos medicinas, no tenemos vacunas, no tenemos diagnósticos. La segunda razón es la falta de recursos humanos adecuados. La tercera razón es la falta de un sistema digital, porque si los países y las regiones no están conectados, no se sabe lo que está pasando. Si hay un brote en algún lugar, pero tienes la información, puedes contenerlo y retrasar la aparición de una pandemia. Pero si no lo sabes, este brote continuará.

P. ¿No aprendimos nada de la pandemia de la covid?

R. Mientras aumentan los brotes, seguimos dependiendo de los productos sanitarios de otros países. Y con el recorte de la ayuda, estamos reduciendo nuestra capacidad de adquirir productos básicos y de pagar a nuestros trabajadores sanitarios y, por lo tanto, estamos avanzando hacia una pandemia. Por eso estamos acelerando el programa de fabricación local de diagnósticos, de vacunas y de tratamientos.

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