Los trabajadores denuncian el peligro al que se exponen al trabajar en temperaturas extremas

Como cada verano, las temperaturas extremas coinciden con la temporada de festivales y aglomeraciones, quedadas en terrazas, piscinas, época de recolecta de la cosecha y de alquitranar carreteras y 'levantar' la ciudad. Es decir, se crea el caldo de cultivo perfecto para que todos aquellos trabajadores expuestos al calor extremo corran el riesgo de sufrir cualquier tipo de accidente derivado de las drásticas condiciones laborales que enfrentan.
En plena ola de calor, saltan todas las alarmas ante los escasos y disfuncionales mecanismos de prevención que respaldan actualmente a la fuerza trabajadora de nuestro país. Tanto es así que en las últimas semanas las condiciones adversas han arrebatado la vida de varias personas que, lamentablemente, se encontraban en su horario laboral.
La situación se agrava al hablar de la columna vertebral del empleo, los autónomos, ya que no existe un protocolo de prevención específico que los ampare, y en la gran mayoría de casos, por no decir la totalidad, la interrupción de la actividad laboral implica la pérdida de ingresos, por lo que simplemente 'quedarse a la fresca' no es una solución. El presidente de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Eduardo Abad, lamenta la dicotomía a la que millones de autónomos se enfrentan, «condenados a elegir entre su integridad física o la ruina económica en las temporadas más calurosas del año».
Más de 1,5 millones de autónomos desarrollan su actividad laboral en entornos expuestos, de manera directa, a altas temperaturas, sin recursos ni mecanismos de protección ni una regulación específica que los proteja. Es decir, dos de cada tres autónomos trabajan al aire libre o en entornos mal aclimatados, exhibiéndose al calor extremo sin protección y con los consiguientes riesgos de seguridad y salud que ello supone. Así, UPTA denuncia una realidad que, dice, lleva años sin resolverse.
A las vulnerabilidades expuestas se le suma el hecho de que muchos de ellos desempeñan la actividad laboral en solitario, sin recursos de prevención y sin la capacidad de inversión que una mejora estructural de los lugares de trabajo requiere para su correcta climatización.
Por ello, desde UPTA reclaman al Gobierno una respuesta «urgente y contundente» que revierta la situación de desamparo que el colectivo autónomo afronta cada verano. «No podemos seguir aplazando una solución, es urgente aprobar una Ley de Prevención de Riesgos Laborales adaptada al trabajo autónomo», sentencia Abad.
Entre los sectores más afectados se encuentran aquellos cuya actividad acarrea, por norma, largas jornadas bajo el sol, elevado esfuerzo físico y exposición continuada al calor. Es decir, las áreas asociadas a agricultura, construcción, hostelería en exterior, reparto de mercancía, servicios técnicos en eventos y comercios sin climatización.
Desde calambres, agotamiento y deshidratación, pasando por insolación, agravamiento de enfermedades crónicas y hasta golpes de calor, con problemas multiorgánicos que acaban con la vida de quienes los sufren. Entre el 16 de mayo y el 13 de julio de 2025 se han registrado 76 activaciones del nivel rojo por calor extremo.
En consecuencia, el sistema MoMo del Instituto de Salud Carlos III ha atribuido un total de 1.180 fallecimientos a las olas de calor durante tiempo comprendido entre ambas fechas. La cifra representa un aumento de más del 1.300% respecto al mismo periodo de 2024, en el que se registraron 114 muertes. Además, en la primera semana del mes de julio, los fallecimientos atribuibles al calor aumentaron un 47% respecto al global del mes de junio, lo que revela una tendencia ascendente en los impactos sobre la salud. Sin ir más lejos, en esta primera ola de calor se cobró la vida de cinco trabajadores, lo que evidencia el potencial asesino de las altas temperaturas.
En cuanto a la fuerza laboral, la siniestralidad laboral asociada a las altas temperaturas es una amenaza real. «Un centenar de personas sufre baja laboral cada verano por las altas temperaturas», advierte la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF). Según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social, en los últimos cinco años se han producido 619 bajas laborales por calor extremo, con un total de 9 víctimas mortales (últimos registros de 2021).
Tras conocer por los medios de comunicación de varias muertes de trabajadores a causa, presuntamente, de la exposición a temperaturas extremas durante su jornada laboral, el Defensor del Pueblo inició, el pasado 14 de julio, una actuación de oficio por la que solicita al Ministerio de Trabajo y Economía Social información sobre las inspecciones que realiza para evitar que se produzcan estas muertes, así como, sobre cómo aborda la previsión de este tipo de riesgos en el Plan Estival 2025.
Así, recordaba la obligación por ley «de adoptar medidas adecuadas para la protección de las personas que desarrollan trabajos al aire libre frente a cualquier riesgo relacionado con fenómenos meteorológicos adversos, incluyendo temperaturas extremas». En referencia al Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, que establece las condiciones mínimas de seguridad y salud de los trabajadores.
Según Salvador Fernández, Payroll & Legal Director de PayFit España, las empresas que no cumplen con las normativas de salud y seguridad laboral, incluidas las medidas necesarias durante episodios de calor extremo, pueden enfrentar sanciones que varían desde multas hasta, en casos extremos, sanciones penales. La gravedad de las sanciones depende de la legislación específica de cada país y de la gravedad del incumplimiento.
Fernández aclara también que la definición de «calor extremo» depende de la zona y las circunstancias, pero la vara de medir suele establecerse alrededor de las alertas que emiten los servicios meteorológicos locales. Por tanto, al no existir un concepto generalizado, o un límite de temperaturas, la determinación del peligro es difícil de alcanzar.
En cuanto a las obligaciones de las empresas, estas son claras. «Deben garantizar las medidas apropiadas durante episodios de calor extremo, como proporcionar hidratación adecuada, ofrecer descansos más frecuentes, y, si es posible, ajustar los horarios de trabajo para evitar las horas más calurosas del día«.
Ya en 2023, se introdujeron una serie de modificaciones a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, a través del Real Decreto Ley 4/2023, que trataban de incluir medidas de prevención determinadas para proteger a los empleados en los episodios de altas temperaturas.
ABC.es