Entrada. Oasis, Giroud, Bayrou: ¡encuentra al que no pertenece!

Ya no se hablaban, o solo a través de los medios, intercambiando "¡vete a la mierda!" como otros intercambian "¡tu madre!", porque si Gallagher rima con hermanos, cervezas y Manchester, también rima con vulgar. Y eso, claro, era cuando no se estaban dando golpes. Al volver a ver a la banda Oasis en el escenario, ya no creíamos en ella. Y aun así estaban allí, rompiendo récords, sacudiendo el planeta del rock. Vivir para siempre, dice la canción. Vivir para siempre. Y no mires atrás con rabia, sonríe: las cuentas bancarias se están llenando. Noel incluso acaba de expresar todo lo bueno que piensa de Liam, su bullicioso hermano: "Estoy orgulloso de él, había olvidado lo gracioso que era, es genial". Increíble, pero cierto.

Nosotros tampoco lo creíamos. Había sobrevivido a su tiempo. Nos habíamos querido tanto, sobre todo durante unos veranos. Él, que había comenzado su carrera en el anonimato, sin estar hecho para la élite según su entrenador del Grenoble. Él, que venía de una temporada pésima en un país, Estados Unidos, donde el fútbol se juega con las manos. De sol a sol y en los entretiempos, para Olivier Giroud , la tenue luz de una gran carrera, pero siempre la sombra de la crítica: demasiado de esto, poco de aquello, demasiado lento, no Benzema. Y ahí estaba, el máximo goleador de la liga, de nuevo tema de debate en los programas nocturnos, donde algunos consideran su regreso a Les Bleus. Increíble, pero cierto.

Oasis, Giroud... ¿Y por qué no François Bayrou , el Rocky de la política, el eterno aspirante bearnés, finalmente en el ring, la oportunidad de su vida, pero que recibe una paliza, a diestro y siniestro, que viene de todas partes? Lucha desequilibrada, país endeudado, Asamblea sin mayoría. Es el líder impopular de un gobierno igualmente impopular, atrapado entre las cuerdas de una posible censura, cada día más cerca de la lona. Quizás los milagros existan, sí. Pero en esta historia, el único que aún cree en ellos es él.