Hace un año, en Latina, murió Satnam Singh, víctima de la mafia.

Hace un año, en la zona rural de Latina, Satnam Singh murió desangrado. Era el 19 de junio de 2024 cuando el joven trabajador indio, explotado en Agro Pontino sin contrato, fue brutalmente abandonado frente a su casa, sin un brazo, para que se desangrara, porque su empleador no quería arriesgarse a ser denunciado en el hospital. Su muerte conmovió profundamente. Miles de personas salieron a las calles para decir no a la explotación de los capataces. En medio de la ola de emotividad, incluso el gobierno de Giorgia Meloni prometió una lucha enérgica contra la explotación en el campo.
Hace poco más de dos meses, el 1 de abril, se inició en Latina el juicio contra Antonello Lovato, el empresario agrícola para quien Satnam trabajaba ilegalmente, acusado de homicidio voluntario. Mientras tanto, Soni, la esposa del joven indio, gracias a un permiso especial, encontró alojamiento en un albergue en Latina. Tres de los jóvenes indios que trabajaron ilegalmente con él también obtuvieron permisos para casos especiales y hoy trabajan para otras empresas, esta vez por fin en situación legal.
Para no olvidar, para no desviar la atención sobre los 200.000 trabajadores irregulares que aún sufren explotación en el campo italiano, esta mañana a las 11 la Prefectura de Latina organiza una reunión para examinar las iniciativas de prevención y lucha contra la maquila en toda la provincia. Participan en la reunión los secretarios generales de Flai-Cgil, Fai-Cisl y Uila-Uil, así como los jefes provinciales del Inps, el Inail, la Inspección de Trabajo, la ASL, la comandancia provincial de los Carabineros y la Guardia di Finanza.
Resulta trágico constatar que, un año después del asesinato de Satnam Singh, las condiciones laborales en la agricultura del Agro Pontino y en otras zonas con alta incidencia de explotación y ensañamiento no han cambiado sustancialmente —afirma Giovanni Mininni, secretario general de Flai-Cgil—. Salvo algunas inspecciones puntuales en el campo italiano, muy teatrales, y algunos anuncios sobre la represión introducidos con el decreto de Agricultura del verano pasado, casi todos los problemas siguen sobre la mesa, ya que no se ha implementado ninguna de las normas previstas, e incluso en lo que respecta a la condicionalidad social, andamos a tientas.
Inmediatamente después de la tragedia de Satnam, el gobierno ordenó varias redadas: «En tres días —recuerda Mininni— se inspeccionó un tercio de las empresas agrícolas que normalmente se inspeccionaban al año. Los datos de 2024 de la Inspección de Trabajo indican que las inspecciones se duplicaron. Pero tenemos serias dudas sobre estos datos, sin tener en cuenta que seguimos hablando de una tasa de empresas inspeccionadas del 2 %. Una cantidad insignificante».
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