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Los bosques italianos crecen, pero el cambio climático es una amenaza

Los bosques italianos crecen, pero el cambio climático es una amenaza

«Integrar la protección de la biodiversidad con la innovación en el sector de la construcción, promoviendo el uso de la madera italiana como solución clave para la descarbonización y el desarrollo de un modelo de bioeconomía circular, es un objetivo en el que debemos trabajar de forma constante y conjunta —afirmó Claudio Giust, presidente de Assolegno y de Afi—. El patrocinio del Ministerio de Medio Ambiente y Seguridad Energética y del Ministerio de Agricultura, Soberanía Alimentaria y Bosques es un incentivo para continuar nuestro trabajo junto con las instituciones con las que compartimos la idea de que el uso de la madera italiana puede ser una solución estratégica precisamente para la transición ecológica y la descarbonización de la construcción».

Pero la madera también es un gran recurso económico. Y si bien en Italia se ha debatido y tratado durante años de reconstruir una cadena industrial vinculada a los bosques que genere riqueza y empleo, además de potenciar el recurso forestal, FederlegnoArredo también ha firmado acuerdos con países emergentes (en concreto, Vietnam y, recientemente, Costa de Marfil) para iniciar colaboraciones en la formación profesional de los operadores de la madera en dichos países, con la perspectiva de desarrollar posteriormente contactos y acuerdos comerciales.

«Iniciativas como el Día del Bosque» son cruciales para visibilizar este preciado recurso —reitera Alessandra Stefani, presidenta del Cluster Italia Foresta Legno—. El balance entre la tala y la cosecha de árboles en nuestro país es positivo tanto en extensión, con un promedio de 60 mil hectáreas más cada año, como en volumen, como lo confirman los inventarios forestales, excepto en las zonas afectadas por la tormenta Vaia y por el gorgojo de la corteza.

Dos fenómenos que demuestran cómo incluso los bosques italianos se ven afectados por los efectos del cambio climático. «Los daños causados ​​por el viento y los insectos son perturbaciones que siempre han caracterizado a los bosques, pero que también han permitido su regeneración —explica Stefani—. Sin embargo, la extensión de este doble fenómeno es la señal de que tenemos un grave problema relacionado con la crisis climática».

El patrimonio forestal italiano es, sin embargo, sustancial: «Por lo tanto, tanto en la ciudad como en la llanura debemos intervenir plantando el mayor número posible de árboles nuevos, mientras que en los bosques debemos trabajar estudiando sus vocaciones: algunos merecen que evolucionen y crezcan espontáneamente, otros deben, en cambio, protegerse, porque albergan especies o hábitats raros. Otros, finalmente, pueden valorizarse económicamente, respetando los criterios y las leyes preestablecidas, para proporcionar producciones que sean la base de la bioeconomía circular», añade el presidente del Clúster.

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