Israel golpea el corazón y el puño del régimen iraní

Tras nuevas andanadas de misiles balísticos de Irán contra territorio israelí, Israel atacó este lunes objetivos en Irán, con una enorme carga práctica y simbólica que va más allá de su plan nuclear y de misiles balísticos. Entre ellos, las milicias internas de la Guardia Revolucionaria o el reloj que el régimen colocó en la Plaza Palestina con una cuenta atrás hacia la destrucción de Israel que pronostican para el año 2040.

Teniendo en cuenta que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, desea poner fin a la ofensiva en Irán en unos días, tras la victoria lograda por la Fuerza Aérea y el Mosad y rematada por Estados Unidos el pasado sábado, los golpes pueden ser vistos como una forma de presionar al ayatolá Ali Jamenei para que acepte un acuerdo. Otros, sin embargo, especulan que apuntar al "puño de hierro" que la Guardia Revolucionaria emplea en casa -y no a su brazo exterior- es un guiño a los iraníes deseosos de poner fin a 46 años de teocracia.

Israel no ha añadido la caída del régimen a sus dos grandes objetivos declarados de la Operación León Ascendente, iniciada el pasado 13 de junio (neutralizar la amenaza del plan nuclear y de misiles balísticos), pero lo aplaudiría como efecto de la misma. Una posibilidad deseada públicamente por algunos ministros y mencionada previamente por el presidente estadounidense, Donald Trump: "Si el actual régimen iraní no puede hacer que Irán vuelva a ser grande, ¿por qué no habría un cambio de régimen? ¡¡¡MIGA!!!". Es decir, Make Iran Great Again, en clara alusión al movimiento relacionado con los republicanos estadounidenses.

"A cada ataque contra la retaguardia israelí, el dictador iraní será castigado y los ataques continuarán con fuerza", advirtió el ministro de Defensa, Israel Katz, en alusión a la decena de misiles disparados ayer por la mañana por Irán, que causaron varios heridos en el sur, centro y norte del país.

Como respuesta, Israel ha llevado a cabo uno de los ataques más intensos desde el inicio de la ofensiva hace 12 días, golpeando lo que queda del programa nuclear iraní y los activos de la Guardia Revolucionaria, incluidos aquellos dedicados a controlar y reprimir a sus ciudadanos.

Por un lado, Israel ha bombardeado accesos de la central nuclear subterránea de Fordow, atacada este fin de semana por Estados Unidos en una intervención definida en Israel como "histórica", ante la posibilidad de que ponga fin al programa nuclear iraní tras casi 30 años de seguimiento, 11 días de ataques aéreos y 20 años de acciones de sabotaje del Mosad. "Hace unos instantes, el enemigo agresor volvió a atacar el recinto nuclear de Fordow. No habrá ningún peligro ni amenaza para los ciudadanos", comunicó la sede provincial de Gestión de Crisis de Qom.

"Hemos atacado las entradas en la ruta para evitar el acceso de soldados a la instalación y que no puedan introducir y extraer material", confirmaron fuentes israelíes, que también admitieron el ataque contra un vehículo militar que se acercaba a esa zona sensible. Más allá de garantizar su obstrucción, Israel sigue analizando los resultados del bombardeo en Fordow ordenado por Trump. Sólo hay que hacer un repaso de las portadas de los diarios en hebreo para entender la trascendencia que dan al ataque, que fue precedido por una acción israelí contra las defensas antiaéreas de esa zona. No sólo por el daño físico a la planta, sino por el efecto psicológico en la región, al evidenciar que el gran aliado de Israel le ayuda para frenar misiles, pero también interviene a nivel ofensivo.

Por otro lado, y en una intensa oleada de ataques en Teherán, la Fuerza Aérea ha alcanzado sedes del régimen de Jamenei, especialmente de la Guardia Revolucionaria, entre ellas bases, cuarteles y ministerios como los de Interior y Seguridad.

El objetivo más significativo, de cara quizá al día después de la guerra, ha sido la entrada de la prisión de Evin, en la capital iraní, que fue alcanzada por drones. Se trata de uno de los grandes símbolos de la represión iraní, donde están encarcelados opositores y extranjeros. Desde hace años, la oposición y ONG internacionales denuncian torturas de presos políticos opositores.

Las autoridades iraníes reconocieron el ataque -calificado de "agresión sionista"- en partes del complejo de la cárcel, pero han aclarado que tienen la situación bajo control y que no hubo fugas.

Adjuntando una foto de la cárcel de Evin en la red X, el ministro israelí de Exteriores, Gideon Saar, recurrió al famoso eslogan en español del presidente argentino y gran aliado de su país, Javier Milei: "Hemos advertido a Irán una y otra vez: ¡Dejen de atacar a los civiles! Ellos continuaron, incluso esta mañana. Nuestra respuesta: ¡Viva la libertad, carajo!".

Otro objetivo atacado es la sede de los Basij, temida milicia formada por voluntarios y dependiente de la Guardia Revolucionaria, encargada, entre otras funciones, de reprimir protestas internas, como las protagonizadas en el pasado a favor de la democracia o contra el uso obligatorio del velo.

Katz anunció que su ejército estaba atacando "con una fuerza sin precedentes objetivos del régimen y cuerpos de represión del Gobierno en el corazón de Teherán, incluidos la sede de Basij, la prisión de Evin para prisioneros políticos y opositores al régimen, el reloj Destrucción de Israel en la Plaza Palestina, la sede de seguridad interna de la Guardia Revolucionaria, la sede de Ideología y otros objetivos del régimen". Con todo, no está claro que el famoso reloj haya dejado de funcionar.