¿Un congreso con Mazón?

Alberto Núñez Feijóo llegó hace tres años a la presidencia del PP en un congreso extraordinario que ponía fin al liderazgo de Pablo Casado, escogido en unas convulsas primarias y que se había atrevido a enfrentarse a Isabel Díaz Ayuso. Eso le acabó costando el cargo. La carta de presentación de Feijóo frente a la militancia era la del buen gestor que había gobernado con sucesivas mayorías absolutas en Galicia y llegaba con la intención de alcanzar pactos de Estado con el Gobierno de Pedro Sánchez. Pero desde la oposición es imposible gestionar, y los acuerdos con el Ejecutivo de coalición solo se han materializado en uno: la renovación del Consejo General del Poder Judicial. No han ido más allá.

Feijóo y Mazón, junto a Dolors Montserrat, en el Congreso del Partido Popular Europeo, celebrado hace unas semanas en València.
JOSE JORDAN / AFPTras ganar las elecciones, Feijóo pensó que Sánchez no iba a durar, que su Gobierno de coalición nacía muerto y que sus aliados le acabarían dejando tirado a la primera de cambio. No ha sido así, y le ha costado encajar que la legislatura va para largo y definir un proyecto de oposición.
En el cónclave del PP del 2017, Vox aún no tenía representación parlamentariaEn este tiempo, el líder del PP ha practicado una política del no a todo y de desgaste al Gobierno. Se ha posicionado en contra y votado junto a Vox en cuestiones de calado, como el decreto ómnibus que recogía la revalorización de las pensiones, aduciendo que la propuesta suponía regalar un “palacete al PNV”, o más recientemente en las ayudas antiaranceles.
El congreso convocado para julio busca reforzar su proyecto político de cara a unas futuras legislativas, así como actualizar el ideario del partido y también el organigrama –que ha modificado hasta en dos ocasiones sin llegar a sentirse cómodo– para apuntalar su imagen, cuestionada a menudo mediática y políticamente.
Hace ocho años, desde la etapa de Mariano Rajoy, que el PP no celebraba un cónclave, y mucho ha cambiado la situación política desde el 2017. Entonces Vox no tenía representación en el Congreso y no suponía una amenaza para los populares. Ahora la situación es diferente, y aunque ya hay voces, como la del presidente andaluz Juanma Moreno Bonilla, que recomiendan “no perder el tiempo con Vox”, los pactos en ayuntamientos y comunidades autónomas dicen lo contrario.
Feijóo toma las riendas del partido, pero se antoja complicado espolear a la militancia de cara a la próxima contienda electoral sin solucionar la anomalía que lastra los intereses del PP en la Comunidad Valenciana. Carlos Mazón es el elefante en la habitación del PP, y el líder popular debe tomar cuanto antes una decisión sobre el futuro del presidente valenciano. De no hacerlo, Mazón volverá a ser una figura incómoda en la cita de julio, como ya ocurriera en el congreso del PPE. Esta vez no servirá enviarlo de viaje.
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