El dulce y amargo sabor de la victoria

Una hora antes de que las cadenas de televisión anunciaran las proyecciones, ya circulaban algunas encuestas de salida (algunas verdaderas, otras falsas) en el Hotel Epic SANA, sede de AD. Fue recién a las ocho de la noche cuando empezó el cántico preparado: “¡AD! ¡AD! ¡AD!”. gritaron al unísono las pocas decenas de partidarios de la coalición liderada por Luís Montenegro.
Traducido a la jerga futbolística: el entusiasmo que se sentía en la sala era como si fueran aficionados de un gran club celebrando una victoria por 1-0 en casa contra un equipo que lucha por evitar el descenso.

La falta de sonrisas entre los aficionados en los minutos siguientes, una vez se hubo asentado el polvo, confirma que dentro de la AD todavía había mucha gente que esperaba una sorpresa agradable, un resultado más expresivo, tal vez uno que permitiera a la coalición PSD/CDS gobernar con el IL en mayoría. Esta posibilidad, sin embargo, parece muy lejana.
En otras circunstancias, esta calamitosa caída del gran adversario del PSD sería motivo de celebración: las proyecciones muestran al PS con uno de los peores resultados de su historia, potencialmente por debajo del 20,77% de 1985, cuando el PRD robó gran parte de los votos a los socialistas. Pero la perspectiva de ingobernabilidad y, sobre todo, el espectro de Chega, que según las proyecciones podría incluso quedar en segundo lugar, pone nerviosos a muchos socialdemócratas. Y con razón.
Le correspondió a Hugo Soares dar la primera reacción a las proyecciones, en el escenario de la sede de AD. “Los portugueses votaron, eligieron y la AD salió mucho más fuerte”, comenzó diciendo. “Parece seguro decir que el país ha fortalecido su confianza en el gobierno y en el jefe de gobierno, el Dr. Luís Montenegro”, continuó, antes de ser interrumpido por aplausos.
La diferencia con los demás oponentes me parece bastante sustancial, lo que significa que el pueblo portugués tenía una firme convicción en el acto electoral. Optó inequívocamente por la coalición para seguir gobernando el destino de Portugal. Cualquier comentario más definitivo tendrá que esperar a los resultados finales.
Al salir del escenario sin permitir preguntas de los periodistas, Hugo Soares evitó hablar sobre la nube oscura que todos en la sala están pensando: ¿cómo puede la AD gobernar el país en minoría y estando atrapada entre una oposición de izquierda y otra de extrema derecha?









