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El libro desmitifica los exorcismos y pretende ser una guía práctica

El libro desmitifica los exorcismos y pretende ser una guía práctica

Exorcismo y posesiones demoníacas es el nuevo libro del teólogo Nuno André, que pretende desmitificar la figura del diablo, crear una guía para sacerdotes exorcistas y ampliar el debate sobre el tema entre los cristianos.

“Consideré que había una gran brecha entre lo que es el conocimiento teológico y cómo funciona el propio curso de teología y la dinámica de la Iglesia Católica, cuando prepara a sus sacerdotes”, afirmó el teólogo, en una entrevista con Lusa, considerando que persiste una “cuestión de prejuicios”, que coloca a quienes hablan sobre estos temas en un lado “conservador, retrógrado o medievalista”.

La discusión pública del tema por parte de un sacerdote “puede impedir el progreso en la jerarquía”, porque pasa a ser considerado “conservador y retrógrado” o alguien “que no corresponde al espíritu de la actual Iglesia de Francisco”.

Por otro lado, hay grupos de obispos y sacerdotes, “más fuera de Portugal”, que utilizan la práctica del exorcismo como una forma de “apropiarse de una especie de pureza del cristianismo, porque todavía mantienen estos conceptos y todavía rezan para alejar al diablo y todavía respetan la existencia diabólica”, dijo el consultor del Dicasterio de Comunicación del Vaticano.

“Hasta cierto punto, el diablo es una carga para la Iglesia” y “los exorcismos no son tema de debate. Por ejemplo, la Universidad Católica no tiene ni una sola cátedra de demonología”, explicó.

Según Nuno André, que realizó en Roma el curso, reconocido por el Vaticano, sobre Exorcismos y Liberación, el diablo actúa en la sociedad de “manera ordinaria”, a través de las tentaciones y el pecado, pero también con una “dimensión extraordinaria, que son las posesiones y los fenómenos inexplicables”.

Llamado el “Tesoro de los Exorcistas”, el libro se presenta como un “manual práctico de defensa contra las artes oscuras, que revela los secretos de los antiguos códices sobre fuerzas ocultas”, de la editorial católica Paulinas.

En siglos más recientes, el exorcismo y las posesiones han ido cayendo de la lista de prioridades de la Iglesia, junto con los descubrimientos científicos que indicaban que la gran mayoría de los problemas eran de naturaleza psíquica o psiquiátrica, que la ciencia podía resolver, admitió.

Sin embargo, «no todo es el diablo, no todo es enfermedad. Hay fenómenos que aún no podemos explicar y que son inquietantes, a los que debemos prestar atención y, sobre todo, dar una respuesta religiosa».

En muchos casos, los exorcismos funcionaron como placebos, debido a la “teatralidad y sugestión” de los protagonistas, explicó Nuno André, que también tiene formación en ilusionismo, y detectó “muchos trucos escénicos” que llevaban a la gente a creer.

Pero la “Iglesia sigue creyendo que hay fuerzas espirituales que afectan a los seres humanos, que afectan al entorno que rodea a los seres humanos, y la Iglesia da una respuesta que llama exorcismo”, un ritual que tiene “su propia liturgia y que sólo un sacerdote autorizado puede celebrar”, junto con “oraciones de liberación” que pueden ser realizadas por cualquier persona.

“El Vaticano tiene órdenes muy claras sobre cómo deben actuar sus obispos y sacerdotes ante una cuestión de posible posesión y este libro tocará precisamente este punto”, buscando explicar cómo debe hacerse.

Para ello, el autor utilizó literatura de los siglos XV, XVI y XVII, con énfasis en el Malleus Maleficarum (El martillo de las brujas), entre otras fuentes originales.

Entonces, “los sacerdotes necesitaban saber cómo tratar el tema del Diablo, de los exorcismos y así, de manera muy sistemática, se creó toda una narrativa alrededor del diablo, explicando cómo exorcizar, cuáles son las oraciones más efectivas, cuáles son los procedimientos, cuáles son las precauciones”, explicó.

El libro muestra también “cómo el diablo o la figura del diablo fue creada y fijada por una narrativa cristiana”, afirmó, recordando que la imagen de Satanás corresponde a imágenes de otros dioses y “la influencia de un contexto cultural” en el momento de la construcción de la ideología del cristianismo.

“El diablo suele servir de excusa para muchas cosas: Adán dirá: ‘No fui yo, fue Eva quien me lo dio’. Eva dirá: ‘No fui yo, fue la serpiente’. Y la maldita serpiente es la que carga con la culpa, una serpiente que es la prefiguración del diablo”, dice con ironía, recordando que la figura de Satanás no existe en el judaísmo, el islam ni el budismo.

Además, la autora reflexiona sobre el machismo en la Iglesia, por la forma en que limitó la condición de bruja a las mujeres, vistas como “una gran aliada del diablo”.

El hombre, según la doctrina cristiana, sólo podía ser un hechicero, que es “más bien un curandero que utiliza las fuerzas de la naturaleza y las fuerzas de lo oculto para preparar sus planes”.

Por eso, “la Iglesia no fue justa con las mujeres”, admitió la autora, que también aborda el uso de drogas para simular experiencias espirituales, lo que todavía hoy ocurre con muchos charlatanes.

“Las mujeres han sido vilipendiadas durante todos estos siglos” y “tenemos que acabar con este discurso”, porque este discurso conservador afecta a su existencia en la sociedad.

Sobre las peticiones a las brujas, Nuno André dice que los siglos no han cambiado los temas: “el amor, la salud, el éxito profesional y el dinero son las métricas que aún existen hoy en día”.

observador

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