SUV en atascos: la megalomanía alemana sobre ruedas

El número de coches en las carreteras está creciendo, al igual que el tamaño de los vehículos. Esto no puede continuar.
El sector automotriz está en crecimiento. Lo que parecen buenas noticias tiene consecuencias enormes y sorprendentes. Si bien el número de automóviles en circulación ha aumentado de forma constante durante años, estos vehículos se utilizan cada vez menos. En 2014 se matricularon 43,9 millones de turismos, cifra que aumentó a 49,1 millones en 2024.
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Sin embargo, para 2024, cada coche en Alemania habrá recorrido una media de tan solo 12.309 km, 1.802 km menos que en 2014. Y, aun así, el sector del transporte es el único que incumple sistemáticamente sus objetivos de CO₂. Si bien la industria, la agricultura y el sector energético al menos están avanzando, el tráfico rodado sigue emitiendo miles de millones de toneladas de CO₂. Un fracaso total en la protección del clima.
¿Cuáles son las causas? El coche sigue siendo el hijo predilecto de los planificadores de transporte. El transporte público, por otro lado, sufre una falta crónica de financiación. Autobuses, trenes y frecuencias: todo sigue estando fragmentado. A esto se suma el hecho de que los coches son cada vez más grandes. Para 2024, los SUV ya representaban el 30 % de las matriculaciones. Algunos modelos son tan grandes que ya no caben en las plazas de aparcamiento estándar.
Lo que falta es el incentivo para fabricar vehículos más pequeños. Sin embargo, Japón lleva décadas demostrando cómo se puede lograr. Allí se encuentran los llamados kei cars: coches pequeños con una longitud máxima de 3,40 metros, una anchura de 1,48 metros, 660 centímetros cúbicos y 64 CV. No solo son maniobrables, sino que también disfrutan de ventajas fiscales, matrículas especiales y exención de los requisitos de aparcamiento. No es de extrañar que alrededor del 40 % de los coches matriculados en Japón en 2020 fueran kei cars. Carecemos de este marco; en cambio, los SUV y las furgonetas pesadas dominan nuestras calles.
Se podría argumentar que los coches eléctricos resuelven el problema del CO₂, al menos a largo plazo. Pero no resuelven el problema del espacio. Debido a su diseño, los coches eléctricos no pueden ser inferiores a un tamaño determinado, ya que, de lo contrario, las baterías serían demasiado pequeñas y los vehículos tendrían poca autonomía.
Pero sustituir todos los motores de combustión en Alemania por coches eléctricos en los próximos diez años tampoco servirá de nada. La gente seguirá atrapada en atascos, que simplemente serán más silenciosos. Además, a la industria automovilística no le gustan los coches pequeños. No generan suficientes beneficios, sobre todo los eléctricos. Por lo tanto, la industria no ve motivos para fabricar coches pequeños basados en el modelo japonés.
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¿Y ahora? Sacar los coches de circulación: esa es la única solución. Se necesitan menos vehículos, pero se conducen y utilizan con sensatez. Expansión en lugar de reducción: Transporte público con servicio regular, rápido y cómodo, modelos orientados al uso compartido, zonas medioambientales urbanas para combatir la inflación de los SUV y descuentos para coches pequeños.
Una forma eficaz de, al menos, limitar la avalancha de coches es el pago del aparcamiento. En Berlín, un permiso de aparcamiento para residentes, independientemente del tamaño del coche, cuesta tan solo 10,20 € al año. Esto equivale a 85 céntimos al mes para un todoterreno del tamaño de un garaje pequeño. Si el espacio de aparcamiento necesario para un todoterreno en Berlín se calculara con base en el alquiler básico, esto equivaldría a unos 247 € mensuales.
Persiste un marcado contraste: conducimos cada vez menos coches cada vez más grandes, que requieren cada vez más espacio. La solución no reside en la próxima actualización del SUV, sino en un cambio fundamental en nuestra forma de pensar sobre la movilidad. Solo con menos vehículos, pero con un uso más eficiente, se podrá frenar el tsunami de la sostenibilidad climática en el sector del transporte. Esto no es un lujo, sino una realidad ineludible.
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businessinsider