10 de septiembre: La primera advertencia

Como un metrónomo, desde el amanecer y durante todo el día, las movilizaciones de "Bloqueo Todo" se extendieron por todo el país el miércoles 10 de septiembre. La fecha llevaba semanas marcada en el calendario de protestas. Y se cumplió.

Como tantas chispas que alimentan la ira social, estos cientos de manifestaciones, más o menos espontáneas, dan testimonio de un descontento generalizado. Expresan el rechazo masivo a una política de austeridad y a la injusticia social que empobrece a los más vulnerables y mima a los más ricos. Pero también son, y sobre todo, una poderosa advertencia dirigida directamente al jefe de Estado.

Sordo, Emmanuel Macron persiste, atrapado entre sus certezas y su arrogancia. Sí, el nombramiento de Sébastien Lecornu para Matignon la noche anterior es una afrenta más, un nuevo golpe a la democracia. Sí, el Palacio del Elíseo vuelve a pisotear los resultados de las urnas. Pero la estrategia de la mecha ha fracasado. Este miércoles, los manifestantes pusieron al macronismo en la mira.

Una extraña dicotomía. Por un lado, en las escaleras de Matignon, la atmósfera sosa y apagada de una transferencia de poder que parece una farsa; por otro, al mismo tiempo y a pocas calles de distancia, la represión desatada sin freno contra un movimiento social. Esta es la otra lección de este día. El hombre que dimitió de la Place Beauvau optó deliberadamente por la violencia contra manifestantes pacíficos, utilizando gases lacrimógenos incluso frente a las escuelas, al comenzar el curso escolar. Imágenes desastrosas de un poder acorralado.

Apostemos a que este 10 de septiembre marcará el comienzo de una nueva etapa. Ya se han marcado hitos que prometen que la ira justificada no se apagará. El 18 de septiembre, a petición de la intersindical, se han convocado manifestaciones en toda Francia. Y este fin de semana, la Fiesta de la Humanidad será lo que siempre ha sido: una formidable caja de resonancia para las esperanzas de un mundo más justo.