El 'Ronaldo de las Finanzas' que no generó consenso

Los cinco años de Mário Centeno al frente del Banco de Portugal (BdP) fueron a menudo controvertidos, especialmente con el cambio de Gobierno, donde algunos enfrentamientos políticos con Luís Montenegro se hicieron visibles a simple vista.
El barniz se agrietó cuando el gobernador del organismo supervisor advirtió, a finales del año pasado, del riesgo de volver a tener déficit el año próximo, pese a que después el Consejo de Finanzas Públicas señaló un escenario similar.
En aquel momento, el Primer Ministro destacó que ninguna otra entidad, interna o externa, compartía el pesimismo del gobernador. Según Luís Montenegro, los datos del BdP parecen ser lo contrario, ya que ninguna otra entidad comparte el pesimismo expresado por el gobernador del Banco de Portugal.
Estos mensajes llevaron al politólogo José Filipe Pinto a señalar que el nombramiento es responsabilidad del Gobierno, pero debe tener en cuenta dos elementos: el de la credibilidad profesional y el político. Enfatiza que, en relación con el primero, Mário Centeno tiene un perfil que ha demostrado ser perfectamente adecuado para el cargo; el problema radica en el político. Y recuerda que el gobernador fue considerado durante mucho tiempo como posible candidato a la Presidencia de la República por la oposición. «Aunque no militaba en el PS, formaba parte de su grupo político. Pero es cierto que Mário Centeno ha actuado de forma abusiva con respecto a la imagen del Gobierno».
La politóloga Paula Espírito Santo considera estas diferencias naturales, dado que se trata de un Ejecutivo con un tinte político diferente. «Es natural que el Gobierno no se identifique con algunas de sus posiciones públicas sobre temas tan importantes, en particular en lo que respecta al retorno del déficit para este año». Y no duda: «Existe una divergencia de posiciones, por no hablar de la clara divergencia ideológica». Sin embargo, estas divergencias en relación con las previsiones de déficit y crecimiento, así como los niveles de deuda, también se dieron durante el Gobierno socialista en el poder. Uno de estos casos se refería a las críticas a la ejecución presupuestaria del gobierno, con Mário Centeno advirtiendo sobre retrasos en las inversiones públicas del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) y la infrautilización del margen presupuestario para la inversión productiva, lo que llevó al entonces ministro de Hacienda a afirmar que la ejecución estaba sujeta a «restricciones técnicas» y que las finanzas públicas estaban «en línea con los objetivos europeos». Y afirmaciones como "las instituciones independientes no solo sirven cuando concuerdan con el Gobierno" o "el Banco de Portugal no hace previsiones para complacer narrativas políticas. Hace previsiones basadas en datos" fueron hechas con bastante frecuencia por Centeno y respondían, en cierto modo, a las críticas de Fernando Medina, entonces ministro de Hacienda, sobre la divergencia de las previsiones.
Los salarios generan inquietud. El cambio más reciente, y también controvertido, fue el aumento salarial de los administradores del BdP, cuyos ingresos mensuales aumentaron este año un histórico 7 %. El tema no solo fue el aumento salarial de los funcionarios, sino también el fin del recorte salarial del 5 % aplicado a políticos y gestores públicos desde 2010. Centeno ahora recibe un salario de 19 496,39 euros, mientras que sus vicegobernadores, Clara Raposo y Luís Máximo dos Santos, vieron sus salarios subir a 18 277,87 euros al mes, mientras que los administradores —Francisca Guedes de Oliveira, Helena Adegas, Luís Morais Sarmento y Rui Pinto— ahora reciben 17 059,35 euros.
Ese malestar acabó llevando al ministro de Hacienda, Joaquim Miranda Sarmento, a revelar que estudiaría los salarios en el supervisor bancario y a convocar al Comité de Salarios del BdP, el primero en más de 10 años, para analizar los salarios de la administración central.
Pero antes de este episodio, la disputa salarial de Hélder Rosalino ya se había hecho pública: fue nombrado Secretario General del Gobierno, pero terminó dimitiendo después de que el gobernador del Banco de Portugal declarara que el organismo regulador no asumiría el salario de unos 16.000 euros. A pesar de las críticas sobre la masa salarial aplicada en el BdP, Centeno siempre rechazó la idea de que el organismo supervisor pagara salarios "al margen", afirmando que no había "discreción salarial" y que la política salarial del regulador seguía un mecanismo de regulación colectiva, existiendo esencialmente dos carreras profesionales en el organismo supervisor: la técnica y la de gestión.
Sin embargo, resulta curioso que hace unos dos años hubiera llamado la atención sobre los peligros que rodean los aumentos salariales, afirmando que, en el corto plazo, los aumentos salariales y los márgenes de beneficio pueden parecer ventajas pero que en el medio plazo eran “malos para todos”, para los trabajadores y los accionistas, porque causan inflación y obligan a los bancos centrales a tomar medidas para combatirla, elevando los tipos de interés.
Los problemas comenzaron con el nombramiento. Es cierto que los conflictos comenzaron con el nombramiento de Mário Centeno como gobernador del Banco de Portugal en 2020. Esto se debe a que su traslado directo del ministro de Hacienda a este cargo planteó serias dudas sobre la independencia de la institución. En aquel momento, los partidos de la oposición acusaron al gobierno de António Costa de "politizar" una entidad independiente y de tener una "puerta giratoria política".
De hecho, el Presidente de la República sólo aceptó su nombramiento luego de un dictamen jurídico que garantizó que no violó la "ley de impeachment", pero las dudas sobre la capacidad de Centeno para mantener una postura neutral dado su pasado político reciente siguieron persistiendo durante todo su mandato.
Conflicto de intereses La propuesta de António Costa para que Mário Centeno lo suceda como primer ministro interino, tras su dimisión en noviembre de 2023, también generó un alto riesgo político, con implicaciones para la credibilidad institucional, la separación de poderes y la independencia del Banco de Portugal.
Y el hecho de que esta invitación se hiciera sin coordinación formal con el Presidente de la República, quien rechazó la propuesta y optó por disolver el Parlamento, no brindó mayor tranquilidad al caso, creando dudas sobre la neutralidad de la posición.
De hecho, la incertidumbre sobre quién realizó la invitación ha dado mucho que hablar. Centeno incluso confirmó al Financial Times que había recibido una invitación de Marcelo y Costa para "reflexionar y considerar la posibilidad de liderar el Gobierno". Horas después, en un comunicado publicado en la página web de la Presidencia, Marcelo desmintió al gobernador del Banco de Portugal, a quien casi inmediatamente se le pidió aclaraciones: "Tras los acontecimientos provocados por la dimisión del primer ministro el 7 de noviembre, me invitó a reflexionar sobre las condiciones que me permitirían asumir el cargo de primer ministro", añadiendo que "la invitación a esta reflexión fue el resultado de conversaciones" entre António Costa y Marcelo Rebelo de Sousa, pero que "no fue posible resolver en tan poco tiempo todas las condiciones para llevar a cabo lo que se me solicitaba. Por lo tanto, nunca hubo una aceptación del cargo, sino solo un acuerdo para continuar la reflexión y finalizarla según la decisión que tomaría el presidente de la República".
Jornal Sol