El vicepresidente de TC dice que la decisión se basó en convicciones personales

El vicepresidente del Tribunal Constitucional (TC) criticó, este viernes, la declaración de inconstitucionalidad de la ley de extranjería, al considerar que las medidas del decreto son “perfectamente razonables”, y sugirió que la decisión se basó en convicciones personales.
En un comunicado de voto conjunto adjunto a la sentencia del TC que declaró inconstitucionales cinco disposiciones de la ley de extranjería, el vicepresidente del tribunal, Gonçalo Almeida Ribeiro, y el juez José António Teles Pereira dijeron estar en desacuerdo con esa decisión.
Para los dos jueces, aunque algunas de las normas contenidas en el decreto “son controvertidas y discutibles”, son “perfectamente razonables y legítimas”, constituyendo “una expresión normal del arbitraje democrático de la disidencia política”.
“La legislación en una democracia constitucional no debe ser producto de una transacción entre las preferencias políticas de la mayoría parlamentaria y la mayoría de los miembros de la jurisdicción constitucional, sino un ejercicio de libertad programática limitada por el respeto a los derechos fundamentales y los principios estructurantes de una república de personas libres e iguales”, argumentan.
Gonçalo Almeida Ribeiro y José António Teles Pereira consideran que, “para que una sentencia constitucional informada por valores tan abstractos y elásticos resulte un ejemplo de razón jurídica, y no una opción ideológica, debe satisfacer una exigente carga de justificación”, considerando que ese no fue el caso en los argumentos de la sentencia divulgada hoy.
Los dos jueces reconocen que las decisiones del legislador respecto a los derechos de los extranjeros deben "merecer un escrutinio estricto o un control intensificado por parte del juez constitucional".
"Sin embargo, el intenso escrutinio judicial no puede ser un pretexto para que los jueces trasladen al plano constitucional las convicciones que legítimamente sostienen como ciudadanos —violando la igualdad democrática—, sino que constituye un deber mayor para ellos de familiarizarse con los hechos relevantes, examinar los textos aplicables, consultar la doctrina autorizada y articular argumentos consistentes, cuidadosos, meditados y persuasivos", afirman.
Gonçalo Almeida Ribeiro y José António Teles Pereira reconocen que eso no es "realmente factible" en este caso, ya que el presidente de la República solicitó que el TC emitiera un fallo en el plazo de 15 días, pero subrayan que, dada la urgencia de esta solicitud, "lo mejor que se podría hacer, con sentido de responsabilidad institucional, sería buscar el apoyo de otras jurisdicciones", como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos o el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
“En lugar de ello, se emite una sentencia en la que se plantean exigencias constitucionales sin precedentes y se traza el esquema de un pliego de condiciones”, critican.
Al igual que Gonçalo Almeida Ribeiro y José António Teles Pereira, la jueza Maria Benedita Urbano también estuvo en desacuerdo con la decisión mayoritaria sobre la declaración de inconstitucionalidad de las cinco normas.
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En un comunicado, el juez considera que el rechazo del diploma "tiene como consecuencia el mantenimiento de una política de fronteras abiertas" y la decisión "se muestra ajena (o no toma debidamente en consideración)" la "actual realidad socioeconómica del país, con sectores vitales, como la salud, la vivienda y la educación, en riesgo de colapso".
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El único otro juez que no estuvo de acuerdo con la decisión del TC de declarar inconstitucionales las cinco normas fue João Carlos Loureiro, quien, en un pliego de votos, argumentó que "en un marco de separación de poderes, es irrelevante lo que cada juez constitucional piensa sobre el mérito de las soluciones resultantes de las opciones político-legislativas".
Debe “guiarse únicamente por una valoración jurídico-constitucional, en un marco marcado por la normatividad internacional relevante, en el que son importantes las referencias internacionales y supranacionales”, afirma.
Sin embargo, João Carlos Loureiro reconoce que la decisión se tomó “en circunstancias especialmente difíciles”, aludiendo a que el presidente de la República pidió al Tribunal Constitucional que se pronunciara en el plazo de quince días.
observador